jueves, 10 de junio de 2010

El Silencio de Lorna. El arte de la elipsis.

Siguiendo con el goteo de cine de autor que va llegando a nuestro país, hoy he tenido la ocasión de ver El Silencio de Lorna, la estupenda película que los hermanos Dardenne presentaron en Cannes en el 2008 y que llega ahora, dos años después, a nuestras pantallas.
Los geniales gemelos belgas, sin menospreciar a mis queridos Hernández y Fernández, vuelven a ofrecernos un duro relato de drama social centrado en una mujer, como ya ocurriera en Rosetta, aderezado, en esta ocasión con ribetes de cine negro.
La escrutadora cámara de los Dardenne se pega a los rostros de los personajes y nos transmite todas sus emociones a lo largo de una historia en la que el dinero y el deseo de una nueva vida es el "Leif motiv". No es para nada gratuito el hecho de que lo que primero nos muestre la cámara nada mas comenzar la película sea un fajo de billetes.
Lorna es una chica albanesa que acaba de contraer matrimonio con Claudy, un ciudadano belga adicto a la heroína. Se trata de un matrimonio concertado con la única finalidad de que la chica pueda conseguir la ciudadania para, así, tras deshacer dicho matrimonio, poder casarse nuevamente por conveniencia con un ciudadano ruso que también desea la ciudadania belga. Lorna pagará 5.000 euros a Claudy por el matrimonio y recibirá, a su vez, 10.000 euros del ruso. Con ese dinero espera completar el préstamo que le ha concedido su banco y montar un negocio que le permita comenzar una nueva vida con su novio.
La película se estructura en dos partes separadas por una brusca y desestabilizante elipsis.
Durante la primera parte asistiremos al desarrollo de los cotidianos quehaceres de la protagonista. Durante toda esta parte las escasas conversaciones resultan superfluas ya que lo verdaderamente importante no es lo que Lorna dice sino lo que Lorna nos transmite y, mas aún, lo que Lorna calla.
Es en la segunda parte en la que asistiremos, completamente desestabilizados, al derrumbe de la promesa de una nueva vida que no ha podido soportar el tener que ser construida sobre unos cimientos basados en intercambiar una vida humana y la moral misma por un puñado de billetes.
Fábula moral, por tanto, mezclada con drama humano en la que los Dardenne nos muestran, que no juzgan, un personaje al límite que acaba teniendo que inventar una vida para compensar la que ha sido borrada a causa de su silencio.

Para ver el trailer pinchad aquí.

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