jueves, 19 de marzo de 2015

Inherent Vice. "The dude" viaja a California.

Si en Pozos de Ambición Paul Thomas Anderson nos hablaba de la fiebre capitalista en la Norteamérica del siglo XIX y en The Master lo hacía sobre las heridas de la guerra y la paranoia que acompañó a ese país en los años 50 durante la guerra fría, con Inherent Vice el realizador se encarga de volver a radiografiar a la sociedad norteamericana centrándose, en esta ocasión, en el fin de los sueños hippies de inicios de los 70; una época también de paranoias y delirios gestados, esta vez, bajo la influencia de la marihuana.
Con este tríptico (quien sabe si transformado en tetralogía con el tiempo) Anderson parece dedicado al estudio crítico de la historia de su país a través de la disección de la sociedad en la que habitan los personajes de sus películas.
En lo que a su último trabajo se refiere, el vehículo elegido ha sido la trama detectivesca al más puro estilo del cine negro. Un vehículo en el que reverberan claramente los ecos de las obras de otros cineastas. La noche se mueve (Arthur Penn) y El sueño eterno (Howard Hawks) son las fuentes de las que se alimenta Inherent vice; unas referencias que el director de Boogie Nights no duda en reinterpretar para, de esta manera, dar una vertiente mas modernista a los viejos arquetipos del cine negro. No es de extrañar, por este motivo, que el personaje de "Doc", excepcionalmente interpretado por Joaquim Phoenix, deba mucho más al "Nota" de los hermanos Cohen que al Marlowe de Hawks convirtiendo, así, en algo mucho más creible un arquetipo ya algo trasnochado.
En lo que si que se mantiene fiel Anderson, en cuanto a tradiciones cinematográficas de cine negro se refiere, es en el desarrollo de la trama. El director no tiene ningún reparo en introducir a su protagonista en una intriga de tan enrevesado discurrir que, a su lado, el Sueño eterno parece todo un ejemplo de coherencia narrativa y en el que el espectador, yo el primero, se pierde con facilidad. Pero esto no parece importarle al realizador ya que sus intereses apuntan en otra dirección mucho más suculenta.
Los intereses de Paul Thomas Anderson se centran en largos diálogos rodados en interiores que van introduciendo al espectador en el ambiente sonámbulo inducido por las drogas y en el sentimiento de melancolía por el final de los sueños de la utopía hippie. Un final que viene marcado por la aparición del caos y el fanatismo representados aquí por toda una serie de excéntricos personajes (moteros neonazis, nacionalistas negros, empresarios corruptos, policías fascistas,...) de entre los que sobresale el millonario interpretado por Eric Roberts; un personaje definido como un judío al que le gustaría ser nazi y que representa a la perfección la desorientación en la que se movía la sociedad Norteamericana de la época.
Inherent Vice es una película que fascinará a unos y odiarán otros. Yo estoy entre los primeros.
 
Para ver el tráiler pinchad aquí.

jueves, 29 de enero de 2015

La Isla Mínima. True Detective.

Es algo habitual que, en ocasiones y a la hora de rodar una película, se dirija la mirada hacia otros países. Así, el cine americano, generalmente el independiente, bebe de otras fuentes, como puede ser la Europea, mientras que en Europa se busca inspiración, a su vez, en la factoría hollywoodiense. Y en esta práctica España no es una excepción. Lo importante es elegir correctamente la fuente de la que se vaya a beber y que el que lo haga disponga del suficiente talento como para que el resultado final no resulte ser una burda copia de un  reconocible original. Mejor mirar a Cary Joji Fukunaga que a Michael Bay. Mejor dirigir la vista a la producción televisiva americana, fogón donde actualmente se cocina el mejor cine, que a los grandes estudios productores en serie de blockbusters sin alma.
La referencia a la televisión americana y, más concretamente, a Fukunaga en este texto no es baladí. Obedece a que, aun sin saber si la influencia existe o todo parecido es mera coincidencia, tras ver la estupenda La Isla Mínima uno no puede sino recordar esa maravillosa serie de HBO que ha resultado ser True Detective.
Un thriller negro basado en la investigación, a cargo de una dispar pareja de policías, de una serie de brutales crímenes cometidos sobre unas niñas que discurre envuelta en una atmósfera opresiva e inquietante en la que el paisaje cobra papel protagonista...Una investigación que marca de manera irremediable a los encargados de llevarla a buen puerto...Una narración pausada, de sólido guión que huye de artificios...Una dirección artística con unas texturas tan sucias como el alma de los protagonistas...La idea de que hay cosas que no se pueden solucionar...No son pocas las cosas en común que la película de Alberto Rodríguez guarda con la producción de HBO.
Con todo y con ello y sumando a las concordancias otros elementos como son la sombra del Franquismo, el fantasma de una forma de vida que en algunos lugares se resisten a abandonar y el carácter crepuscular de uno de los personajes centrales, lo cierto es que la última película del realizador de Grupo 7 es un trabajo sobresaliente. Un thriller poderoso, triste y magníficamente interpretado que, probablemente, se encuentre entre las mejores películas del pasado 2014...al menos de las que he tenido la oportunidad de ver.
Absolutamente recomendable.
 
Para ver el tráiler pinchad aquí.

lunes, 26 de enero de 2015

Birdman. El vuelo de Ícaro.

En la excelente Cautivos del mal, Jonathan Shields, el ambicioso productor sin escrúpulos interpretado por Kirk Douglas, decía que si ruedas cada una de las escenas de una película con la intención de que sea la mejor escena de la historia del cine finalmente no tienes una película, tan solo una sucesión de escenas (o algo parecido, porque mi memoria ya no es la que era).
El caso es que ese momento de la película de Minnelli asaltó mi mente conforme veía Birdman, el último trabajo de Alejandro González Iñarritu, ya que, a mi entender, eso es, precisamente, uno de los principales lastres de la película del realizador mejicano.
Birdman, nominada a la mejor película para los próximos premios Oscar, es una sucesión de escenas: unas sugerentes, algunas estupendas y muchas superfluas y prescindibles que no crean un conjunto homogéneo de calidad sino una tragicomedia pretenciosa y alargada en exceso acerca del afán de notoriedad y el caprichoso devenir de la fama.
Lo que arranca con prometedora fuerza va perdiendo fuelle conforme transcurre el metraje y termina a la deriva entre una sucesión de posibles finales que delatan la incapacidad de Iñarritu para dar con el cierre adecuado para una historia que, hacia el último tercio de su metraje, ha escapado a su control.
El supuesto tour de force de Iñarritu, lo que pretendía ser una provocadora, potente, imprevisible y divertida comedia y un cambio de registro que le elevaría cual Ícaro hacia las nubes se torna en un ruidoso y agotador espectáculo de pirotecnia que termina por precipitarlo finalmente contra el suelo.
Mención aparte merece el reparto, compuesto por un elenco masculino entre el que destaca un soberbio Edward Norton y un discutido Michael Keaton; actor, este último, de limitadas dotes interpretativas pero sin duda la mejor elección para dar vida de manera creible a su personaje: un mediocre actor convertido en celebridad merced a haber interpretado con éxito a un superhéroe en la gran pantalla y que ahora aspira a alcanzar notoriedad interpretando al protagonista en la adaptación teatral de una obra de Raymond Carver; Y, por otro lado, un elenco femenino compuesto por unas irrelevantes y completamente desaprovechadas Naomi Watts y Emma Stone a las que se les podía haber dado más páginas de guión.
¿Lo mejor de Birdman? sin duda el tráiler promocional. Un excelente trabajo de montaje que consigue despertar, al visionarlo, la urgente necesidad de ver esta película. Una elaborada estafa que muestra una película que nada tiene que ver con lo que posteriormente verás...especialmente cuando nos referimos al distribuido en España. 
Recordad, no obstante, que todo lo reflejado aquí no deja de ser una opinión...mi opinión.
¿Mi recomendación?...vedla y juzgad por vosotros mismos.
 
Pincha aquí para ver otro tráiler diferente al distribuido en nuestras pantallas. 


domingo, 13 de julio de 2014

La Venus de las pieles. Juegos de poder.


Tras Un Dios Salvaje, donde Roman Polanski llevara a la gran pantalla el libreto de Yasmina Reza, el realizador polaco vuelve nuevamente su cámara hacia una obra teatral en La venus de las pieles, su última película.
La impresión inicial podría ser la de que, quizá ya a causa de la edad, Polanski ha decidido optar por el camino más cómodo: el de rodar obras menores con el mínimo esfuerzo dedicándose a diseccionar las relaciones humanas cómodamente sentado en su silla mientras una cámara prácticamente inmóvil retrata a varias personas encerradas en un reducido espacio.
Quedarse con esta visión sería, sin lugar a dudas, un lamentable error.
Cierto que en Un Dios salvaje era esto lo que venía a suceder, pero el caso de La Venus de las pieles es harto diferente y el mayor error que uno podría cometer sería el considerarla una obra menor.
Esta película sirve a Polanski para hacer una perversa, inteligente y divertida disección de los juegos de poder en las relaciones humanas. Unos juegos de poder que ya viéramos en otras películas como El Sirviente (Joseph Losey, 1963) o La huella (Joseph L. Mankiewicz, 1972) que en esta ocasión es llevada por el director dentro y fuera de la escena para, sin bajar del escenario, trasladarse de las relaciones de pareja a la relación director-interprete (una relación, ésta última, de naturaleza sadomasoquista).
La película es un mecanismo perfectamente engrasado que funciona a modo de juego de espejos en el que lo que sucede sobre el escenario refleja lo que sucede con las relaciones fuera de él y viceversa, hasta llegar a un último reflejo que queda fuera de campo y que adiciona, en tono sarcástico, el tema del machismo. Un mecanismo que nos lleva por un camino lleno de tensión psicosexual de la mano de dos excelentes interpretes a los que se les adivina el grado de diversión que les ha supuesto éste trabajo y que permite reivindicar a Emmanuelle Seigner, actual pareja del realizador, como una gran actriz. Un trayecto en el que resulta evidente la progresiva metamorfosis sufrida por su protagonista masculino, el siempre excelente Matthieu Amalric, que le lleva a convertirse prácticamente en el mismísimo Polanski; ese Polanski actor que veíamos en El quimérico inquilino.
En definitiva ¿una obra menor?...no, probablemente su mejor trabajo desde El Pianista.
 
Para ver el tráiler, pinchad aquí

 

martes, 13 de mayo de 2014

8 apellidos vascos. Andaluz conoce vasca.

 
Borja Cobeaga y Diego San José (director y guionista, respectivamente, de Pagafantas, 2009), responsables, a su vez, de  los guiones de "Vaya semanita" para ETB firman, en esta ocasión, el guión de 8 apellidos vascos, el último trabajo de Emilio Martínez-Lázaro (El otro lado de la cama, 2002). Una película que, convertida en verdadero fenómeno sociológico, ha conseguido, desde su estreno el pasado 14 de Marzo, llevar a las salas cinematográficas a casi 7,5 millones de espectadores y convertirse en la película española que mayor recaudación ha conseguido en los cines españoles al rebasar los 44 millones de euros.
Ambos guionistas, caracterizados por haber conseguido un nuevo replanteamiento del sentido del humor del cine patrio enfatizando en la ironía y la mala leche, retoman aquí esta senda jugando, en esta ocasión, la carta del choque cultural entre vascos y andaluces y nos sirve todo un catálogo de clichés, tópicos y estereotipos (vascos independentista todos, siesos, sangoneras y fríos frente a andaluces engominados, alegres, españolísimos y, faltaría más, únicos poseedores del secreto del humor). Algo que el director, ya con un amplio recorrido en la comedia, sabe hacer funcionar...en los primeros 20 minutos de la película.
Tras un arranque con buen ritmo que invita a la película a desmelenarse y entrar en la senda de la incorrección y la acidez, el realizador (porque no me cabe duda que es un problema de dirección), quizá prestando oído a su lado comercial, quizá por desgana o quizá por comodidad y deseando no molestar a nadie, se desvía hacia el terreno de una comedia romántica, blanca, almibarada y cómoda, sobre todo cómoda, en cuyo seno el relato de desinfla y cualquier conato de provocación es resuelto torpemente para llevarnos irremediablemente a un final tan previsible como hortera.
Aún así, aún tratándose de una película que, en mi modesta opinión, no alcanza el aprobado, ésta ha sido la película que ha conseguido que los españoles abandonen los salones de sus casas y se rasquen los maltrechos bolsillos para volver a llenar las salas de cine. Una circunstancia que, debiendo de ser celebrada, lejos de llenarme de esperanza sobre el futuro del cine de nuestro país de lo que me llena es de inquietud ante la posibilidad de que este sea su futuro. De miedo a que, algún dia, éste sea el cine "marca de la casa" como en su día lo fue el que solo contaba historias de españoles reprimidos y bajitos que corrían tras las suecas. De pavor porque éste sea el cine que nos hemos buscado. Y...sinceramente...encontrarme con el anuncio de 8 apellidos vascos 2 para el 2015 y 8 apellidos catalanes para el 2016 de verdad que no ayuda nada.
 
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lunes, 17 de marzo de 2014

La vida de Adele. La captura de los sentimientos.

 
En 2011 Julie Maroh publicó la magnífica novela gráfica "El azul es un color cálido", una triste y hermosa historia que relataba el duro proceso del descubrimiento de la identidad sexual en un personaje torturado por las dudas fruto de la incomprensión de una sociedad, la francesa, que comenzaba a manifestarse contra el matrimonio homosexual.
El pasado 2013, el director Abdellatif Kechiche desembarca en Cannes con una adaptación de esta novela que estalla con la violencia de una bomba y sacude la critica mundial desde sus mismos cimientos generando una polémica y controversia que todavía se verá acrecentada al alzarse su película, La vida de Adele, con la palma de oro del prestigioso festival. Aunque lo que el realizador hace realmente no es una verdadera adaptación de la obra original sino que toma los personajes de ésta y lo que en ella sucede para emplearlo como mera estructura y, en base a ésta, capturar con su cámara los sentimientos que emergen en cada acción de sus protagonistas...y en esto reside lo original de este trabajo. Un trabajo que lo que hace es, partiendo de la cita de una obra literaria (La vida de Marianne) en la que una mujer busca lo que el corazón requiere para alcanzar su plenitud, hablarnos del desorden emocional que provoca el despertar sexual adolescente como ya hiciera de manera magistral Maurice Pialat en la estupenda A nuestros amores (lo siento, PB, pero ya sabes de mi debilidad por Pialat) estructurando su relato en función de las cuatro etapas que Jean-Luc Godard ilustrara en Elogio del amor: encuentro/nacimiento del amor/separación/reencuentro.
Llegados a este punto alguien podría preguntarse donde reside el carácter excepcional de esta película si presenta tan claras referencias y desarrolla las fases de encuentro-enamoramiento-ruptura y reencuentro ya vistas anteriormente en mil historias. Pues bien, lo excepcional de esta película no está en su carácter reivindicativo de la homosexualidad femenina, ni en la denuncia de la incomprensión por parte de la sociedad francesa de la época, ni tampoco en la controversia generada por lo explícito de sus escenas de sexo. Lo que hace grande a este film  reside en su puesta en escena, en como Kechiche  toma su cámara y persigue con ella a sus protagonistas filmándolos a escasos centímetros de su piel deteniéndose en las miradas, los gestos, las bocas entreabiertas, los labios temblorosos, las curvas de su anatomía, los sonidos y consiguiendo atrapar y transmitir los sentimientos que se generan en cada uno de los pequeños momentos que la cámara del director se encarga de dilatar.
¿Qué Kechiche rueda las mayores escenas de sexo lésbico explícito jamás vistas fuera de los circuitos del cine porno? pues si, pero lo hace de forma tan íntima y transmitiendo tal cantidad de sentimento que, al presenciarlas, uno siente el impulso de salir de la habitación sigilosamente, sin hacer ruido.
 
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lunes, 3 de marzo de 2014

Adios a Alain Resnais. Nos quedamos sin maestros.

 
Hirosima mon amour, El año pasado en Marienbad, On connait la chanson, Noche y niebla, Mi tio de AméricaLas malas hierbas,...ya no habrá más películas de Alain Resnais, uno de los patriarcas de la Nouvelle Vague, un cineasta que nunca dejó de experimentar, de buscar y de encontrar...Descansa en paz, maestro.


lunes, 3 de febrero de 2014

Philip Seymour Hoffman. Fallece uno de los más grandes.

 
The Master, Antes que el Diablo sepa que has muerto, Magnolia, El último concierto,...en todas ellas un gran actor sobresaliendo por encima de los demás mediante portentosas interpretaciones: Philip Seymour Hoffman, uno de los grandes que ayer nos dejaba para siempre sin la posibilidad de descubrir hasta donde podría llegar tan gran talento.
Descanse en paz.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Breaking Bad. Remember my name.


Y finalmente llegó. Tras seis años acompañando a Walter White en su particular descenso a los infiernos el Lunes por fin pudimos asistir al tan ansiado, e igualmente temido, final de Breaking Bad.
Si alguien tuvo en alguna ocasión algún temor de que el final de esta magnífica serie desmereciera el prácticamente impecable recorrido que había ido teniendo a lo largo de sus seis temporadas el Lunes se disipó definitivamente ese temor. Y es que el final de Breaking Bad y, con ella, de Walter White, hace justicia no solamente a la trayectoria de la serie sino también a su personaje principal a lo largo de un capítulo en el que, por primera vez, veremos a un Walter feliz; por primera vez escucharemos a un Walter confesarse a si mismo y a los espectadores los verdaderos motivos por los que ha hecho todo lo que ha hecho y por primera vez veremos a un Heisenberg en estado puro matar por placer.
 De la misma manera  veremos, por última vez, un nuevo intento de manipulación sobre Jesse y a Heisenberg yendo un paso por delante de la policía. Un capítulo en el que el protagonista absoluto es el cerebro de Walter/Heisenber. Un potente capítulo de ¿redención?
Ahora habrá que aprender a vivir con el vacío que la ausencia de esta gran serie deja en mi vida, como ya sucediera tras los finales de Los Soprano, The Wire o A dos metros bajo tierra (el mejor final que he visto, capaz de condensar en 5 minutos todas las emociones desplegadas a lo lasgo de sus cinco temporadas) confiando que algún dia otra gran creación sea capaz de llenarlo. Pero, hasta que ese dia llegue, solo puedo decir una cosa:
Heisenberg ha muerto, viva Heisenberg.

jueves, 19 de septiembre de 2013

La caza. La calumnia.

 En 1961 William Wyler adaptaba The Children´s Hour, una obra de teatro de Lilliam Hellman en la que una niña lanzaba una tan pérfida como injusta acusación contra dos de sus maestras. La caza (Jagten, 2012), último film del Danés Thomas Vinterberg, toma un punto de partida semejante para, desde la injusta acusación lanzada por una niña sobre uno de sus maestros, desarrollar la fría crónica de una caza de brujas con la que demoler los cimientos de lo que, aparentemente, es una tranquila vida en el seno de una sosegada comunidad modelo de convivencia. Algo parecido a lo que ya hiciera en su mejor película, Celebración (Festen, 1998), en la que, a través de la denuncia de un abusador sexual, Vinterberg conseguía dinamitar la familia patriarcal como modelo de institución social.                                                                                         La caza juega perfectamente sus cartas y, desde el primer momento, elimina la posibilidad de que el espectador pueda albergar duda alguna sobre la inocencia del protagonista.  Sabemos que la acusación es injusta y la película se centra, no en desarrollar un tema tan peliagudo como la pederastia, sino en mostrar como puede llegar a destrozarse la vida de un hombre con tan solo señalarlo como sospechoso de un crimen (en este caso del peor crimen del que puede acusarse a una persona).
La película no proviene de Hollywood, sino de Dinamarca, por lo que en lugar de primerísimos planos de rostros desencajados por el llanto, histriónicas interpretaciones en las que la saliva salpica la cámara, toda una colección de lugares comunes y melodramáticas partituras musicales cuya única finalidad es indicarnos cuando toca llorar lo que encontramos es una sobria puesta en escena, un ritmo pausado y unas contenidas interpretaciones que, sin falsos efectismos, relatan las violentas reacciones que la injusta, aunque en este caso carente de maldad, acusación desencadena en vecinos y amigos del protagonista.
La caza, aunque tramposa en su concepción ya que dirige a sabiendas al espectador para provocar en él el deseo de venganza contra los causantes de la desgracia del protagonista, es una buena película que, aún sin alcanzar la maestría de Celebración, es capaz de ofrecernos una interpretación de la caridad cristiana como nunca antes habíamos visto en una de las mejores escenas vistas en el cine en mucho tiempo (la de la misa de Navidad). Una buena película que queda, lamentablemente, lastrada por un epílogo final, curiosamente inmediatamente posterior a otra gran escena en la que la película alcanza su punto culminante, la de la reunión familiar para la iniciación en la caza del hijo del bonachón maestro, tan innecesario como, a mi modesto juicio, equivocado.
Con La Caza sus seguidores recuperamos a un gran Vinterberg. Un realizador que firma su mejor obra desde aquella con la que inaugurara el tan famoso como controvertido Dogma´95. Un director que, con una puesta en escena tan fría como el gélido invierno danés y aliado con un actor (Mads Milkkensen) que, lejos de sus violentos personajes habituales, es capaz de ofrecer una interpretación tan atormentada como auténtica, consigue mantenernos tensos en nuestros asientos sin perder el interés en ningún momento mediante una realización próxima al realismo documental.
Miedo me da que llegue el día en el que Hollywood compre los derechos para rodar su propia versión.
 
Para ver el tráiler pinchad aquí.


martes, 2 de julio de 2013

Iron man 3. Una película de Tony Stark.

 Hace ya unos años que, tras salir con un enfado monumental de una sala de cine de Valencia en la que se acababa de proyectar Avatar, decidí dar vida a este blog.
La intención era, aunando mi afición a la escritura con mi pasión por el cine, la de crear un espacio personal en el que pudiese dejar constancia de mis impresiones sobre algunas de las películas que veía.
Tras dedicar unas líneas a ese engendro que es Avatar, siempre he procurado enfocar este mi rincón a ese cine que me ha fascinado especialmente desde temprana edad; un cine más alejado de los círculos comerciales y que, incluso en ocasiones, no llega a estrenarse en las salas de nuestro país. Un cine alejado de estridencias sonoras, diálogos vacíos y sin historia. Un cine en el que parece no estar sucediendo nada pero que se queda en nuestra mente para siempre. Un cine en el que se escriben con mayúsculas nombres como Kaurismaki, Lynch, Haneke, Vintenberg, Trier,  Oliveira, Assayas, Audiard, Ozon,...   
Pero eso no significa que un servidor solo sea espectador de ese tipo de películas, no. En ocasiones el que suscribe siente la necesidad de sentarse frente a una pantalla y prestarse a una purga mental que, durante un par de horas al menos, me libere de cualquier actividad neuronal. Es entonces cuando echo mano del cine-espectáculo; del más puro blockbuster; del cine de ver y olvidar; del cine sobre el que luego no escribo. Y no es que me avergüence de verlo, no, es que no deja en mí ni el más mínimo poso que luego me permita desarrollar unas líneas.
Con ese fin me puse a ver un Domingo Iron man 3, sobre todo tras los resultados de Iron man 2. La diferencia frente a ésta y otras películas de entretenimiento es que, en esta ocasión, he decidido sentarme ha escribir sobre ella. Y hay motivos para ello porque Iron man 3 no es, ni por asomo, la peor película de la saga con diferencia como he escuchado en varias ocasiones antes y después de verla.
La tercera entrega de la saga del metálico Marvelita es, por éste orden, una notable película, una gran diversión y un sobresaliente acercamiento a un personaje perfectamente amalgamado con el actor que le da vida. Y es que la película Iron man 3 es una película de Tony Stark y Tony Stark es Robert Downey Jr. Y ninguno de ellos tiene sentido sin el otro.
Lo que hace Shane Black para revitalizar una saga que, tras su segunda entrega, daba claras muestras de agotamiento es más que meritorio.
Black convierte un blockbuster en una película de personajes en la que los diálogos tienen más protagonismo que las secuencias de acción. Transforma al super-heroe en un mero vehículo, prácticamente una caricaura, para dedicarse al desarrollo de su cínico creador. Se atreve a ridiculizar la amenaza terrorista creando una parodia de Bin Laden mientras da profundidad a la historia con claras referencias al mito de Frankenstein reconocibles en el proceso de recomposición del cuerpo presente a lo largo de todo el metraje.
¿Decepcionante?¿la peor de las tres?¿mala?...para nada.
Esta última entrega sobre las aventuras del líder de Los Vengadores (película que, dicho sea de paso, tiene un protagonismo muy marcado en la trama de ésta que nos ocupa) no es lo que parece. Es notable, es inteligente y es una muy muy seria diversión.
 
 
Para ver el tráiler pinchad aquí.


jueves, 20 de junio de 2013

James Gandolfini. Fundido en negro.


Hace ya mucho tiempo escribí en este espacio acerca del tremendo vacío que dejó en mi interior el final de Los Soprano, la mejor serie de todos los tiempos. Una serie en la que, temporada tras temporada, asistíamos, de forma magistralmente narrada, a la progresiva destrucción del mundo de Tony Soprano, un traicionero y violento gangster italoamericano afincado en Nueva Jersey.
Tony Soprano, sin duda mi personaje favorito. Un enorme hijo de puta que se ganó toda mi simpatía. Un personaje envuelto por un aura trágica  y que, próximo al final de la serie y tomando conciencia de su inevitable destino, mantiene una conversación con su cuñado, en la que es una de las escenas clave de la serie, sobre la llegada de la muerte:
 
"¿Cómo será cuando te llega el final de todo?"- pregunta el cuñado- Y Tony le responde: "Yo creo que el final es como que dejas de escuchar todo y entonces hay fundido a negro".
 
Reveladora y profética conversación que será luego recordada por Tony Soprano tres secuencias antes de la escena final.
Hoy, al enterarme de la triste noticia de la muerte de James Gandolfini, el actor que encarnó a ese gran cabronazo, esta conversación ha vuelto a mi mente, al igual que ha vuelto aquel tremendo vacío. El gran fundido en negro ha puesto el punto final, como siempre, demasiado pronto, a la vida de un gran actor y ha dejado mi vida un poquito más gris.
Hasta siempre.
 
Para poder disfrutar, a modo de sentido homenaje, de la intro de la serie, pinchad aquí.
 

domingo, 12 de mayo de 2013

Sayonara, baby. Fallece Constantino Romero.

 
Ha fallecido Constantino Romero.
Con su desaparición personajes como Harry el sucio, Terminator, Darth Vader, el replicante Roy  o James Bond han perdido al responsable de su voz española y los aficionados al séptimo arte perdemos a uno de los más grandes, si no el mejor, profesionales del doblaje español.
Sayonara, baby.

A continuación, y a modo de sentido homenaje, pincha aqui para ver uno de sus más celebrados trabajos en el que pronuncia una de las más celebres frases del cine.

lunes, 18 de marzo de 2013

El hombre tranquilo. En el camino de hacer justicia a una obra maestra.

 

Tras años de espera y tras padecer unas tan numerosas como lamentables ediciones en DVD, desde el pasado 12 de Marzo por fin puede decirse que en España podemos disfrutar de una remasterización en condiciones de El Hombre Tranquilo,  esa obra maestra dirigida por el maestro Ford  interpretada por unas estrellas, Maureen O´Hara y John Wayne, en estado de gracia.
La restauración realizada como conmemoración del aniversario de la película todavía adolece de ciertos aspectos (uno hecha de menos la aparición de algún extra que enriquezca el visionado de esta extraordinaria película y nos acerce más al universo Fordiano) que no acaban de ponerla a la altura que merece esta gran muestra de cine, pero su impecable imagen en alta definición restaurada fotograma a fotograma nos permite disfrutar de la exquisita y colorista fotografía de Winton C. Hoch y Archie Stout en toda su plenitud.
Un Blu-ray de compra obligada que, espero, sea el aperitivo de una próxima edición complementada con varios discos de extras que, esta vez si, haga justicia a tamaña obra maestra.



lunes, 18 de febrero de 2013

Django desencadenado. El regreso de Hans Landa

Tras ver Django desencadenado, la última película de Quentin Tarantino, uno podría pensar que acaba de ver el primer western de este director. Nada más lejos de la realidad sin embargo ya que, al fin y al cabo ¿Qué son Kill Bill, con su búsqueda de la venganza y sus duelos y Malditos Bastardos con su secuencia inicial a lo Raices profundas, la música de Ennio Morricone y su grupo de bastardos que arrancan las cabelleras de sus enemigos sino sendos westerns? Lo único que hace el realizador americano en esta ocasión es llevar, por fin, a sus personajes a la época y lugar que les corresponde sin renunciar por ello al estilo visual y las constantes referencias hacia otros títulos que caracterizan a su cine; si bien no puede decirse lo mismo de su estilo narrativo habitual que, en esta ocasión, y éste sería el mayor reproche que podría hacérsele, se sacrifica por una narración continuada absolutamente carente de elipsis.
En este trabajo, aparentemente el más personal de su director, Tarantino repite lo que ya hiciera en Malditos Bastardos al tomar como referente una película italiana, Django (en la otra ocasión fue el film bélico "Aquel maldito tren blindado") para desarrollar su propia historia en la que solo se conserva de la originaria el nombre de su protagonista, un mercenario blanco en aquella y un esclavo negro liberado en ésta.
A partir de aquí, Tarantino brinda para nuestro deleite un merecido papel protagonista a Christoph Waltz y uniéndolo al esclavo liberado Django (Jamie Foxx) nos presenta una pareja absolutamente alejada de los arquetipos del género (un negro a caballo, algo impensable en la antesala de la guerra de secesión, y un dentista alemán reconvertido en caza-recompensas. Un dentista alemán que bien podría tratarse de la reencarnación de Hans Landa, el cruel, ingenioso y cínico coronel de las SS a quien Waltz diera vida en el anterior trabajo del realizador) que protagonizará la mayor historia de amistad de todo el cine de éste realizador. Una historia de amistad comparable a la que podíamos ver en Rio Bravo, la obra maestra de Howard Hawks y que Tarantino ha catalogado en varias ocasiones como la mejor película de todos los tiempos. La historia de una amistad que se irá gestando a través de un paisaje que actúa como un personaje más, como sucediera en los grandes westerns de Anthony Mann, atravesado en busca de una mujer (y aquí tendríamos que hacer referencia a otros clásicos del género como Centauros del desierto o Dos cabalgan juntos, ambas dirigidas por el maestro John Ford) que si bien no tiene tanto protagonismo como en otras obras de este autor (Jackie Brown o la ya mencionada Kill Bill) si que es un importante motor de la acción.
Al margen de estos aspectos, novedosos en Tarantino, Django está poblada de todo aquello que hace reconocible su cine: cuidados y sugerentes diálogos, prolongadas secuencias recreadas en mínimos detalles (en este caso resulta ejemplar la secuencia en la que la pareja protagonista espera al Sheriff en un vacío salón; una escena en la que el director se recrea en como el Dr. Schultz sirve un par de cervezas mientras da buena muestra de su incontinencia verbal), una violencia gamberra y conscientemente cargada de excesos y un depurado estilo visual cargado de referencias (y en este caso resulta imposible no mencionar el salpicón de sangre sobre las plantas de algodón; una escena de clara influencia oriental) que unidos a grandes interpretaciones (Leonardo Di Caprio borda aquí el que considero que es el mejor papel de su carrera) y unos personajes  trabajados con más profundidad de lo acostumbrado dan como resultado algo más de dos horas y media de proyección convertidas en un divertimento que te deja con ganas de ver ya lo próximo que el controvertido director norteamericano, genio para unos y fraude para otros, nos tenga preparado.
 
Para ver el tráiler pinchad aquí