sábado, 30 de octubre de 2010

Remakes U.S.A. (I). Brodre vs Brothers.

DOGMA 95 es un colectivo de cineastas fundado en Copenhague en la primavera de 1995.
Actualmente, una tormenta tecnológica está causando furor, el resultado será la democratización suprema del cine. Por primera vez, no importa quién es el que hace las películas. Pero, cuanto más accesibles se hacen los medios, más importante es la vanguardia. No es algo accidental por lo que la vanguardia tiene connotaciones tecnológicas. La respuesta es la disciplina... debemos ponerles uniformes a nuestras películas, porque el cine individualista será por definición decadente.
DOGMA 95, para levantarse en contra del cine individualista, presenta una serie de reglas indiscutibles conocidas como el voto de castidad.
Previsiblemente el drama se ha convertido en el becerro de oro alrededor del cual todos bailamos. Hacer que la vida interior de los personajes justifique el argumento es demasiado complicado, y no es arte auténtico. Ya que, anteriormente, nunca las películas artificiales y las acciones superficiales recibieron toda la atención. El resultado es estéril. Una ternura ilusoria, un amor de ilusión.
Actualmente, una tormenta tecnológica está causando furor : elevemos los cosméticos a Dios. Utilizando la nueva tecnología, cualquiera en todo momento puede lavar los últimos restos de verdad en un abrazo mortal a las sensaciones. Las ilusiones son todo lo que una película puede esconder.
DOGMA 95 se levanta contra el cine de ilusión, presenta una serie de reglas indiscutibles conocidas como el voto de castidad.

El voto de castidad

Juro que me someteré a las reglas siguientes, establecidas y confirmadas por:

1-El rodaje debe realizarse en exteriores. Accesorios y decorados no pueden ser introducidos (si un accesorio en concreto es necesario para la historia, será preciso elegir uno de los exteriores en los que se encuentre este accesorio).
2-El sonido no debe ser producido separado de las imágenes y viceversa. (No se puede utilizar música, salvo si está presente en la escena en la que se rueda).
3-La cámara debe sostenerse en la mano. Cualquier movimiento -o inmovilidad- conseguido con la mano están autorizados.
4-La película tiene que ser en color. La iluminación especial no es aceptada. (Si hay poca luz, la escena debe ser cortada, o bien se puede montar sólo una luz sobre la cámara).
5-Los trucajes y filtros están prohibidos.
6-La película no debe contener ninguna acción superficial. (Muertos, armas, etc., en ningún caso).
7-Los cambios temporales y geográficos están prohibidos. (Es decir, que la película sucede aquí y ahora).
8-Las películas de género no son válidas.
9-El formato de la película debe ser en 35 mm.
10-El director no debe aparecer en los créditos.
¡Además, juro que como director me abstendré de todo gusto personal! Ya no soy un artista. Juro que me abstendré de crear una obra, porque considero que el instante es mucho más importante que la totalidad. Mi fin supremo será hacer que la verdad salga de mis personajes y del cuadro de la acción. Juro hacer esto por todos los medios posibles y al precio del buen gusto y de todo tipo de consideraciones estéticas.
Así pronuncio mi voto de castidad.

Copenhague, Lunes 13 de marzo de 1995.
En nombre de Dogme 95,

Lars von Trier - Thomas Vinterberg.

En 2004 Susanne Bier, cineasta integrante del grupo Dogma 95, estrena Brodre, un drama que versa sobre las relaciones familiares y, sobre todo, sobre la manera en la que las verdades ocultas y los secretos inconfesables pueden llegar a socavar la estabilidad emocional de una persona hasta convertirla en un ser sin control sobre sus actos.
La directora danesa carga su cámara al hombro y, siguiendo las normas generales (que no todas) del voto de castidad del grupo Dogma 95, filma  lo que acabará por ser una obra cruda, realista y muy bien interpretada que muestra, sin estridencias ni alardes de ningún tipo, la progresiva ruptura entre dos hermanos a causa de la redención de uno, el descenso a los infiernos del otro y de un amor común por la misma mujer. Una obra de lo más recomendable a la que, quizá, habría que echar en cara el tono ligeramente almibarado de su final y que resulta ser toda una concesión al espectador.
Para ver el trailer de esta película pinchad aquí.
                           
Cinco años después, ante el atractivo de esta historia  y la gran cantidad de premios cosechados en festivales, USA se apropia, como tantas otras veces, de la historia y decide rodarla nuevamente.
El proyecto se pone bajo la dirección del irlandés Jim Sheridan, solvente director, responsable de las muy interesantes Mi Pie Izquierdo y En el Nombre del Padre, con una cierta tendencia al efectismo y cobra vida con el título Brothers.
Esta ¿nueva? versión no solo mantiene el título de la obra original, sino que copia a ésta prácticamente en cada uno de sus planos e incluso reproduce, casi de forma literal, algunos de sus diálogos.
La clonación se extiende, en parte, también a su reparto.
 Tanto en una como en otra película se elije el mismo tipo de actriz protagonista: actriz de gran belleza, aparentemente fragil, inspiradora de gran ternura y que, inexorablemente, despierta en cualquiera el impulso de protegerla. Imposible no enamorarse de ellas.



Connie Nielsen (Brodre).
 
Natalie Portman (Brothers).
Siguiendo con las analogías entre ambos repartos le toca el turno al papel de hermano conflictivo, interpretado en un caso por Nikolaj Lie Kaas y en el otro por Jake Gyllenhaal. En este caso se clava incluso el look del personaje.

Nikolaj Lie Kaas (Brodre)

Jake Gyllenhaal (Brothers)
 Por supuesto, me refiero al tipo del gorrito y barba de cuatro días.
Independientemente de esto, la interpretación, en ambos casos, es muy buena. Contenida, interior, de esos trabajos en los que un silencio o una mirada son mas reveladores que lo que se esta diciendo.
A la vista de todo esto, y puesto que la nueva versión no aporta nada nuevo sobre la historia original, cabría preguntarse si su rodaje era necesario y si realmente la realización danesa del 2004 requería una revisión.
Dado lo atractivo de la historia y la gran acogida tenida por la película danesa en numerosos festivales ¿porqué no limitarse a comprar los derechos de la película a través de alguna distribuidora americana y exhibirla tal cual en salas?
La respuesta es sencilla: no funcionaría. El Americano es un especimen tan estrecho de miras que rechaza de forma automática todo lo que provenga de mas allá de sus fronteras. Sin embargo, ofrécele exactamente la misma historia pero rodada en lengua inglesa e interpretada por un elenco de estrellas hollywoodienses consagradas y reventarán las taquillas yendo a verla. Es por eso que resulta infinítamente mas rentable rodar nuevamente la misma película que comprar el original y proyectarlo.
No obstante, sin tratarse de una mala película, el trabajo ofrecido por Sheridan no acaba de estar al nivel de su predecesora.
El director irlandés, a fin de adecuarse a los gustos del público americano, suprime de la narración todo aquello que huela a Dogma 95, de manera que calza la cámara sobre su trípode, se distancia de los personajes y nos brinda una narración mucho mas convencional.
El resultado es, pues, una película más convencional en su forma, con algún que otro exceso interpretativo por parte de Tobey Maguire, actor al que no acabo de creerme en este papel, y un final que, aún siendo el mismo que el de la película original, acentúa su carácter almibarado y se le explica mucho más de lo necesario al público.
En resumen, el partido Brodre vs Brothers quedaría, para mi, con un tanteo de 8-7 con victoria del equipo danés.
Para ver el trailer de Brothers podeis pinchar aquí.
Y si os ha resultado interesante este tipo de comparativa indicádmelo así en vuestros comentarios e iré introduciendo, de cuando en cuando, alguna más. Podeis sugerir alguna vosotros si quereis.

martes, 26 de octubre de 2010

No todo va a ser cine de la Nouvelle Vague.

De la misma forma que hay películas que nos gustan por su indiscutible calidad cinematográfica, hay otras que atesoramos en nuestro recuerdo por otros motivos y que, aunque no se correspondan exactamente con lo que consideramos obras maestras (a veces no son siquiera buenas películas), nos gusta verlas.
Muchas veces se trata de películas que vimos por primera vez en algún momento especial de nuestra vida, en circunstancias que nos marcaron o, incluso, en compañia de alguien especial.
Muchas veces incluso vemos esas películas, no por la película en sí, sino por los recuerdos que su visionado hace aflorar desde nuestro interior.
Podríamos hablar, en este caso, de la existencia de una "memoria cinematográfica" que pasaría a unirse a esos otros tipos de memorias (memoria aromática, memoria gustativa,...) que asocian sentidos y sentimientos.
En mi caso, una de esas películas es Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984). Una película  que compré en edición Blu-Ray importada de Estados Unidos hace ya cosa de cinco meses y que, hasta anoche, todavía no había introducido en mi reproductor.
En Pesadilla en Elm Street, al menos en mi caso, confluyen las dos circunstancias.
Por un lado nos encontramos con una película que, si bien cuenta con algunos efectos especiales a los que el paso del tiempo ha dejado bastante en evidencia y algunas interpretaciones de lo más chirriante, presenta indiscutibles valores cinematográficos que justifican sobradamente el que Pesadilla en Elm Street haya pasado a la historia como todo un referente del género.
Para empezar, resulta obligado hacer referencia a la originalidad de un guión que, escrito por el propio Craven, además de rediseñar la idea del asesino psicópata, que persigue adolescentes para ir matándolos uno a uno a lo largo de todo el metraje, sacándolo del mundo real para convertir el mundo onírico en el escenario de sus actuaciones (Freddy Krueger es una realidad durante el sueño y una pesadilla durante la vigilia) consigue mezclar de manera absolutamente magistral los momentos de mayor tensión con otros de un humor negro totalmente hilarante. Un recurso éste que luego será copiado por unos y parodiado por otros hasta la saciedad.
Llegados a este punto, mención especial merecen tanto Robert Englund (si, si, el lagarto bueno de la serie V) con su creación del asesino Krueger que, con su sombrero, camiseta a rayas y cuchillas, se ha convertido en todo un icono del cine de terror como una inquietante banda sonora que crea la atmósfera perfecta y refuerza solventemente los momentos de máxima tensión.
Pero, como decía en los comienzos de esta nota, en mi caso, con está película confluyen tanto estas circunstancias como otras totalmente extracinéfilas y completamente nostálgicas.
Uno o dos años después del estreno en salas de esta película, y en plena adolescencia, dedicaba la tarde del Sábado (a veces la del Domingo) a acudir junto a mis amigos, alguno de los cuales todavía veo, a las sesiones dobles, a veces triples, de los cines D´Or y Metropol en Valencia.
Íbamos a primera hora de la tarde, con nuestro inseparable bocadillo que nos permitiría recuperar fuerzas entre película y película y acabábamos la sesión cuando el sol ya se había puesto.
Recuerdo esas largas tardes con nostalgia.
Las sesiones eran de lo más variopinto. Recuerdo, no sin esfuerzo ya que ya no soy ningún chiquillo, un ciclo dedicado a Kim Basinger en el que vimos de un tirón Cita a Ciegas, Nueve Semanas y Media y Nadine; otro dedicado a Milos Forman en el que vimos Amadeus y Alguien Voló sobre el Nido del Cuco; otro de Stephen Frears compuesto por Ábrete de Orejas, Mi hermosa Lavandería y Sammy y Rosie se lo Montan,...
Fueron innumerables tardes en las que vimos infinidad de películas. Tardes en las que revisitamos realizaciones ya conocidas y tardes en las que descubrimos directores desconocidos para nosotros. Tardes llenas de risas, de emoción, de magía,...
En una de esas tardes ví mi primera película de terror en un cine, descubrí a un personaje emblemático y presencié una de las escenas que más inquietud me han provocado en la vida; y todo en apenas noventa minutos.
La película: Pesadilla en Elm Street.
El personaje: Freddy Krueger, por supuesto.
La escena: Las niñas saltando a la comba en el jardin de su casa mientras cantan:
"Uno, dos,... Freddy viene a por tí.
 Tres, cuatro,...cierra bien tu puerta.
 Cinco, seis,...coge tu crucifijo.
Siete, Ocho,...no te duermas aún.
Nueve, diez,...no volverás a dormir nunca más...

Para ver el trailer pinchad aquí.

martes, 19 de octubre de 2010

Robin Hood. Robin de Ridley.

A lo largo de la historia del cine, muchas han sido las aproximaciones realizadas a la figura de Robin Hood.
Las mas conocidas de todas ellas han sido Robin de los Bosques (Allan Dwan, 1922) con el acrobático Douglas Fairbanks encarnando al famoso arquero y Las Aventuras de Robin Hood (Michael Curtiz, 1938) que, protagonizada por Errol Flynn y Olivia de Havilland, constituiría todo un hito del cine de aventuras,...¡y en glorioso Technicolor! (como rezaba la publicidad de la época).
En los años 70 hubo dos nuevas versiones de Robin Hood. En la primera de ellas Disney lo convertiría en un dibujo animado (Robin Hood, 1973) y en la segunda , Robin y Marian (Richard Lester, 1976), mi favorita, se nos ofrecía una visión crepuscular del personaje (estupenda interpretación de Sean Connery) desde un tratamiento mucho mas humano.
En los 90, en un intento de revitalizar al personaje y al género, llegaron a nuestras pantallas dos nuevos títulos que se estrenaron al tiempo: la producción Hollywoodiense Robin Hood, principe de los ladrones (Kevin Reynolds, 1991), con el sosainas de Kevin Costner creando un personaje mas cercano al Hannibal Smith del Equipo A que a Robin Hood y la producción canadiense Robin Hood, el Magnífico (John Irvin, 1991), rodada originariamente para televisión y que ofrecía una visión mas cercana a la comedia.
Esa misma década, en 1993, se estrenaría también una versión paródica de las aventuras de Robin Hood de la mano de Mel Brooks: Las Locas, Locas Aventuras de Robin Hood. Sin comentarios.
Lo cierto es que  todas las realizaciones rodadas hasta nuestros días se centraban, con mayor o menor fortuna, en la leyenda de Robin Hood mostrandonos al arquero de Sherwood como un simpatico y fanfarrón proscrito que roba a los ricos para dárselo a los pobres y que protege a los mas desfavorecidos de los desmanes del tirano Príncipe Juan al tiempo que recoge dinero para colaborar con el rescate del su rey, Ricardo Corazón de León, secuestrado durante su vuelta de las cruzadas por Tierra Santa.
Recientemente se estrenó en nuestras pantallas un nuevo Robin Hood, el Robin Hood de Ridley Scott.
Ridley Scott, retomando la búsqueda de su obra maestra, aquella que le permita demostrar que Los Duelistas, su estupenda ópera prima, Alien y Blade Runner no fueron tres golpes de suerte, se atreve a llevar a cabo la osadía de despojar a Robin Hood de su leyenda para, de esta manera, mostrarnos a un personaje mucho más humano.
Scott se ciñe, por tanto, más a la realidad histórica y resta protagonismo al héroe. Sustituye la aventura por la épica, el descaro de Robin por su violencia en la batalla, la dulzura de Marian por la cota de malla, los bandidos de Sherwood por los niños de El Señor de las Moscas y el technicolor por los tonos ocre.
El resultado es una correcta cinta de acción que, a pesar de un metraje excesivo (y no he visto la versión extendida), se ve con agrado. Un filme con una acertada banda sonora, cuidada ambientación, escenas de batalla rodadas con gran solvencia (en eso , y aún sin alcanzar el nivel de la magnífica batalla con la que abrió Gladiator, Ridley Scott se está mostrando como todo un maestro),...pero que no engancha.
Cierto que, en esta realización, por fín averiguamos porqué Robin es un proscrito y vemos como se gesta la invasión de Inglaterra por los Franceses pero, como suele suceder con el cine de Ridley Scott, a la historia le falta algo, o le sobra algo,...o las dos cosas.
Desde luego le faltan emoción y diversión, que son lo que uno espera cuando ve el nombre de Robín Hood en el cartel de una película, y le sobra el discurso político con el que el director tiñe los momentos finales de la película. Porque una cosa es despojar al personaje de Robin Hood de la leyenda que lo rodea y otra muy diferente convertirlo en un lider sindical.
Y, ya puestos, una cosa es convertir a Lady Marian en un simbolo de la fuerza e independencia de la mujer y otra convertirla el El Capitán Tormenta.
A raiz de ver la película he estado consultando por internet y, sí, parece ser que esta versión de Robin Hood, según la mayoría de historiadores, se ajustaría mucho más tanto al contexto histórico como a la realidad del personaje a partir del que nació la leyenda del bandido de Sherwood.
Nos encontramos, pues, frente a un verdadero Robin Begins. La cuestión es ¿era necesario?

Para ver el trailer pinchad aquí.

viernes, 15 de octubre de 2010

Disculpa, Yul.



Supongo que morirse debe ser algo malo, porque eso es algo que ninguno queremos hacer. Al menos, es algo que, aún considerando que es inevitable, no aceptamos con demasiado entusiasmo. De hecho, consideramos que morir es lo peor que puede llegar a sucedernos.
¿En serio no hay nada peor que la muerte? ¿De verdad la muerte es un estado que no puede empeorar?
Imaginad por un momento que sois actores y morís ¿creeis que eso no puede empeorar?
Imaginad ahora que sois actores y morís el 10 de Octubre de 1985.
Si alguien está leyendo estas lineas quizá se preguntará como puede, para un actor, resultar peor morir el 10 de Octubre de 1985 que cualquier otro día.
Pues bien, resulta que el citado día falleció Orson Welles ¿imaginais la resonancia, o la cobertura en los medios de comunicación, que pudo tener la muerte de cualquier otro actor ese mismo día?
Pues, si,...ninguna.
¿Y en cada aniversario de dicha muerte?
Pues también la misma.
¿Que a cuento de qué viene esto?
Resulta que el mismo día de la muerte de Orson Welles también falleció Yul Brynner, el inolvidable protagonista de Los Siete Magníficos.
Actor, director, productor, musico,...y olvidado. Olvidado el día de su muerte por tener la desgracia de que ésta coincidiera con la de ese genio que fué Welles. Y olvidado en cada aniversario de su muerte por el mismo motivo.
El pasado Domingo hizo 25 años de este despiste y el despiste se repitió. Incluso un servidor realizó una entrada en este blog homenajeando a Orson Welles y contribuyendo al vigésimoquinto desaire a la memoria de un hombre cuya única culpa fué no saber elegir mejor el día de su muerte.
Veinticinco años de disculpas, Yul.

jueves, 14 de octubre de 2010

The Killer Inside Me. Algo digno de estudio.

El director de origen inglés Michael Winterbottom, estrenando una película por año, resulta ser uno de los directores más prolíficos del panorama actual (con el permiso de mi adorado Woody Allen, por supuesto).
Drama, comedia,musical, erótico, documental,... Winterbottom se mueve con soltura por cualquier género y, si bien los resultados son irregulares, siempre nos aporta algo interesante.
En esta ocasión estrena The Killer Inside Me (al menos en Estados Unidos, porque lo que és en España ni siquiera hay fecha de estreno todavía), su aportación al cine negro, basada en la novela homónima de Jim Thompson (novela que, dicho sea de paso, me ha sido recomendada y tengo intención de leer en breve) y remake de la película del mismo título que supuso, en 1976, uno de los primeros trabajos tras la cámara del actor Burt Kennedy, que elegiría al inefable Stacy Keach para el papel de Lou Ford.
Aunque no he visto esta primera versión, tengo que reconocer que solo la elección de su protagonista ya me pone los pelos de punta y me provoca un rechazo absoluto. Nada que ver con las sensaciones experimentadas, a priori, tras conocer el elenco actoral que arropa el trabajo de Winterbottom.
Casey Affleck dando vida a Lou Ford, el atormentado ayudante de sheriff; Jessica Alba, mas guapa que nunca, como Joyce, la masoquista prostituta que tiene la desgracia de cruzarse en la vida de Lou; Kate Hudson, la politicamente correcta prometida de Lou; Ned Beatty interpretando al cacique del lugar y Simon Baker repitiendo como mentalista son razones mas que suficientes para apresurarse a ver esta película ya mismo, de manera clandestina, en versión original subtitulada y sin tener que depender de que alguna distribuidora iluminada decida, al fin, hacerla llegar a nuestras salas.
En esta película Casey demuestra, una vez más, que es el Affleck que logró llegar a tiempo el día que se estaba repartiendo talento interpretativo y nos ofrece una estupenda creación de un personaje oscuro e inquietante que tras esa cara de niño que no ha roto un plato en su vida oculta una personalidad atormentada por una infancia traumatizante.
Winterbottom, mostrándose conocedor del manejo de las claves del género, conduce la narración de manera notable, obteniendo lo mejor de sus actores, consiguiendo una excelente ambientación años cincuenta, haciendo un perfecto uso de la voz en off y envolviendo la historia con una desasosegante atmósfera que, por momentos, nos hace pensar que nos encontramos ante la película del año. Lamentablemente no es así.
Winterbottom, o su guionista, o ambos, no caminan por con paso tan firme como nos gustaría y tras un par de patinazos- al remarcar con flash-backs de manera reiterativa e innecesaria el trauma infantil que, en forma de complejo edípico, desencadena el comportamiento del protagonista- acaba por pegarse el batacazo en su secuencia final que, por precipitada, injustificada e, incluso, mal rodada, parece pertenecer a otra película y/o a otro director.
No obstante, con esta salvedad, una obra notable que deberia proyectarse en todas las escuelas de cine para mostrar a futuros realizadores cómo un trabajo que apunta, en el 95% de su metraje, hacia el sobresaliente puede acabar en un notable por, apenas, unos minutos.

Para ver el trailer, pinchad aquí.

martes, 12 de octubre de 2010

Fallece Manuel Alexandre, el Michael Caine español.

Descubrió tarde su vocación interpretativa, pero desde que lo hizo no dejó de trabajar.
Con 92 años, mas de trescientas películas a sus espaldas y considerado, con todo merecimiento, un secundario de lujo en el cine español, hoy nos ha dejado Manuel Alexandre, el Michael Caine español.
Hasta siempre.

25 años sin Orson.



Acaban de cumplirse 25 años del fallecimiento de Orson Welles.
Dejo aqui como recuerdo y homenaje a un genio uno de los comienzos mas famosos de la historia del cine, fuente de inspiración para el título de este blog.

lunes, 11 de octubre de 2010

Machete. El retorno a "El Álamo" de Robert Rodriguez.

El género Exploitatión hace referencia a un tipo de películas que, rodadas en un tiempo record y con muy bajo presupuesto, explotaban, a base de un trailer sensacionalista y una propaganda que exageraba el contenido de los argumentos, aspectos de una película que van mas allá de su calidad.
El objeto de dicha explotación era unas veces la estrella protagonista y otras el sexo y la violencia explícitos que dicha película ofrecía.
Por lo general, salvo contadas excepciones, se trataba de producciones de muy baja calidad en todos sus aspectos.
Dichas producciones, muy populares en Estados Unidos en los años setenta, se exhibian en sesiones dobles y las copias de estas películas iban circulando de unas salas a otras hasta que, por el uso, quedaban en tan mal estado que ya era imposible su reproducción (resultaba habitual que, durante la proyección la imagen se presentara llena de rayas, con pérdidas de color o, incluso, con saltos debidos a la pérdida de algún fotograma).
Este tipo de sesiones, denominadas Grindhouse en Estados Unidos, fue imitada/homenajeada en el 2007  por el tándem Robert Rodriguez-Quentin Tarantino en un Grindhouse compuesto por los largometrajes Planet Terror y Death Proof, ideados por los susodichos directores para ser exhibidos en sesión doble junto a una serie de falsos trailers. Uno de aquellos trailers fué el de la película Machete. Una película que, si tenemos que creer en la palabra de su director, no estaba escrita ni había intención de rodar y que, finalmente, y gracias, en parte, a la insistencia de los incondicionales de Rodríguez, acaba de tomar cuerpo en nuestras pantallas.
Con Planet Terror, la aportación de Robert Rodriguez al proyecto Grindhouse realizado con Tarantino, el director nos ofreció un trabajo gamberro y muy divertido que imitaba- con sus falsos defectos de celuloide insertados por ordenador, sus excesivas y disparatadas secuencias de acción y un presupuesto que pretendía ser mas bajo de lo que realmente insinua el resultado final- las películas explotatión setenteras. Lo que pretendía ser un homenaje al cine que el director tejano había mamado en su juventud se convirtió en una falsa imitación.
Ahora, con el rodaje de Machete, el tejano purga así su culpa.
La película se ajusta perfectamente a los cánones del género: un bajo presupuesto, un guión apenas esbozado, un disparatado argumento que sirve de excusa para introducir, una tras otra, escenas de acción cargadas de sangre y vísceras al servicio de Danny Trejo, sexo y desnudos injustificados, personajes creados con brocha gorda. Una película, en suma, que no pretende ser más de lo que és: un mero divertimento ideal para esa tarde de Domingo en la que un servidor ya va comenzando a sentirse jodido ante la inmediatez del inicio de una nueva semana laboral.
¿No pretende ser nada más? quizá ésta haya sido una apreciación algo precipitada a juzgar por los minutos finales de la película, en los que Rodriguez nos ofrece una nueva versión de "El Álamo" y, como crítica al actual endurecimiento de las leyes de inmigración en Estados Unidos, hace un llamamiento a los Mexicanos a la revolución para la reconquista de Texas. No obstante se trata de un mensaje tan burdamente presentado que no parece que ni el propio realizador lo tome en serio.
Machete es, pues, una película tan fácil de ver como dificil de juzgar.
 ¿Cómo puntuarla?
 Si nos ceñimos exclusivamente a lo que pretende ser (película-homenaje al género exploitatión setentero) se trata ,sin duda, de un trabajo Notable al que hay pocas cosas que echar en cara. En todo caso unos personajes excesivamente autoparódicos y unas escenas de sexo rodadas con excesivo puritanismo, en particular el trio del protagonista con la mujer y la hija del personaje magníficamente interpretado por Jeff Fahey debería haber dado mucho más de sí.
Si nos ceñimos, por el contrario, a sus valores cinematográficos, olvidando que se trata de una película de género y obviando de que género hablamos, solo encontraremos de positivo el sobresaliente montaje llevado a cabo por Ethan Maniquis y el hecho de poder ver, por fín, a la estupenda Michelle Rodriguez con el semblante relajado y nos veremos abocados a tener que otorgar un suspenso a este filme.
Ante semejante disyuntiva he decidido tomar el camino de enmedio y conceder un 5 a esta tan sincera y entretenida como insustancial y olvidable película.

Para ver el trailer pinchad aquí.

martes, 5 de octubre de 2010

Yuki & Nina. Cuando el remanso de paz de la infancia se ve sacudido.

Yuki & Nina es una deliciosa película dirigida, a la limón, por el Japonés Nobuhiro Suwa, interesante autor al que, desgraciadamente, solo podemos seguir la pista a través de festivales o mediante la compra de un pack que en su día editara Intermedio y que recopila tres de sus trabajos mas celebrados  y el francés Hippolyte Girardot, actor reconvertido en director-guionista en éste su primer trabajo tras la cámara.
La película relata una historia aparentemente muy sencilla: Yuki (hija de padre francés y madre Japonesa) y Nina (hija de padres franceses divorciados) son inseparables amigas. Ir al colegio, hacer los deberes, merendar, jugar, incluso el viaje de vacaciones,...todo lo hacen juntas.
Un día ambas verán esta amistad amenazada cuando la madre de Yuki informe a ésta de su intención de separarse de su padre y volverse a vivir a Japón llevando a Yuki consigo.
Si semejante propuesta nos viniera del otro lado del Atlántico seguramente estaríamos hablando de una película no apta para diabéticos, un producto sentimentaloide dirigido descaradamente a la caza de un público de lágrima fácil que guarda en su casa como oro en paño todos los capítulos de La Casa de la Pradera. Afortunadamente para nosotros este guión lo firman Nuwa y Girardot.
El relato se estructura en dos claras partes. En la primera de ellas los directores nos muestran, a través de una cámara que sigue continuamente a ambas niñas, el grado de amistad de ambas protagonistas. Vemos como ese paraiso infantil se ve sacudido por la repentina noticia de la próxima marcha de Yuki (absoluta y magistral protagonista) y, sobre todo, vemos, perfectamente retratado, el total desconcierto de ambas niñas ante una situación completamente incomprensible para ellas: el fin del amor entre sus padres.
¿Porqué os divorciais si eso os pone tan tristes? Una pregunta tan simple como difícil de contestar es la que las niñas se plantean y plantean a sus padres y sirve para ilustrar el camino por el que va a circular esta historia, principalmente en sus dos tercios iniciales.
El estudio de una pareja en crisis;  una pareja que, ante la imposibilidad de hablar sin discutir, ha decidido que es mejor dejar de hablar; una pareja que, en suma, ha dejado de quererse, es un estudio que otros directores ya han realizado de forma sobresaliente con anterioridad. Tenemos así el caso de Secretos de un Matrimonio (Ingmar Bergman, 1973) o Maridos y Mujeres (Woody Allen, 1992) solo por poner algún ejemplo.
En este caso Suwa y Girardot optan por otro camino. Obviando esta alternativa, deciden  seguir a las niñas para mostrarnos la reacción de éstas ante semejante situación y su determinación a proteger su amistad.
Es aquí donde da comienzo la segunda parte de la película, en el momento en el que las pequeñas deciden huir e irse a vivir al bosque. Y es en este tercio final de la película donde ésta nos ofrece sus mejores momentos, comenzando por todas las secuencias exquisitamente rodadas en el bosque. Unas escenas cargadas de belleza y en las que hace su aparición la fantasía. Unas escenas en las que el guión juega con lo que és y lo que podría ser y que tienen un carácter de viaje iniciático para Yuki, que se encontrará con sus raices japonesas.
Tras las maravillosas escenas transcurridas en el bosque el talento de estos dos directores sublima finalmente para ofrecernos , con un estilo narrativo completamente diferente, unas secuencias finales en las que, rozando la perfección, veremos con qué naturalidad las niñas acaban adaptándose a su nueva realidad.
Yuki & Nina es una película sin pretensiones, cargada de belleza y poesia, perfectamente interpretada (especialmente por la niña que hace de Yuki) y rodada de forma sencilla y con estilo.
Una obra sobresaliente de esas que me reconcilian con el mundo.
Disfrutadla, es cine.

Para ver el trailer pinchad aquí.

domingo, 3 de octubre de 2010

Lourdes. El destino de vacaciones que la Virgen María nunca visitó.

Estaban Jesús, la Virgen María y el Espíritu Santo reunidos planificando donde ir en vacaciones cuando, de repente, el Espíritu Santo dice:
-Vayamos a Belén.
Nada más escuchar la propuesta Jesús se apresura a contestar:
- ¿Belen? ya hemos estado muchas veces en Belén, vayamos este año a otro sitio.
Entonces el Espíritu Santo dice:
- Vayamos a Lourdes.
Nada más escucharse la propuesta, la Virgen María interrumpe emocionada:
-¡Si, genial, vayamos a Lourdes que yo nunca he estado allí!
Lo citado anteriormente es la transcripción de un chiste que un cura cuenta a una pareja de voluntarios de la Orden de Malta en una escena de Lourdes, cuarto largometraje de la directora Austriaca Jessica Hausner.
Con una sencilla puesta en escena y un estilo de rodaje próximo al documental, Lourdes nos relata la estancia de un grupo de enfermos y peregrinos en el santuario de Lourdes. En especial nos muestra la experiencia de Christine, una joven completamente paralizada de cuello para abajo a causa de la esclerosis múltiple.
A lo largo de todo en relato la cámara se aleja de todo juicio, sin intención de tomar partido ni por una postura religiosa ni por un posicionamiento crítico.
La directora se límita a mostrarnos, siempre de forma neutra, cómo el Santuario de Lourdes está claramente organizado a modo de centro turístico y de recreo en el que, junto a visitas organizadas a las grutas, misas multitudinarias en las que solo unos pocos enfermos elegidos llegan a recibir la bendición del oficiante, baños en las piscinas sobre las que circula el rumor de que una vez allí se obró un milagro y tragos de agua milagrosa, no faltan las tiendas en las que comprar souvenirs, concursos en el que se premia al mejor peregrino ni las típicas cenas amenizadas por orquesta a ritmo de canciones populares.
La propuesta no pretende entrar en ningún tipo de polémica y se limita a mostrarnos la realidad de Lourdes, una enorme caja registradora al servicio de la Iglesia Católica por la que pasan millones de enfermos y peregrinos, algunos esperando el milagro de la curación del cuerpo, algunos buscando sanar sus almas y otros por simple curiosidad. Y Lourdes los acoge a todos ellos, sin prometerles nada y sin aprovecharse de su necesidad de consuelo; incluso reciben con escepticismo cualquier noticia acerca de un posible milagro ("ya veremos lo que dura" es el comentario del cura cuando recibe la noticia de la milagrosa recuperación de Christine) y es que ya saben, como muy bien refleja el chiste contado por el cura a los dos voluntarios,...que la Virgen María nunca ha estado allí.
Lourdes es una propuesta muy interesante convertida en una notable película. Sin embargo no alcanza, para mí, el sobresaliente ya que su mayor virtud, el distanciamiento y la ausencia de cualquier tipo de juicio, es, curiosamente, lo que acaba por convertirse en su más pesado lastre y lo que no permite que el film alce el vuelo y pase a un nivel superior en sus últimos compases. Lourdes acaba convirtiéndose en un trabajo excesivamente frio y desapasionado en el que se echa en falta un tratamiento mas profundo de alguno de sus personajes, especialmente el de la jefa de las voluntarias de la Orden de Malta una vez descubrimos su realidad.
Para ver el trailer pinchad aquí.

viernes, 1 de octubre de 2010

Septiembre negro, también nos deja Arthur Penn.

Septiembre ha sido un mes de despedidas. El 28 de Septiembre, apenas dos días antes del fallecimiento de Tony Curtis, también le decíamos adios a Arthur Penn, que moría a sus 88 años (justo el día después de su cumpleaños, si es que eso importa algo) dejándonos un puñado de obras imperecederas entre las que yo destacaría Bonnie & Clyde, La Jauría Humana y La Noche se Mueve, la que para mí constituye una obra maestra de cine negro, un género por el que siento especial debilidad.
Se ha ido uno de los grandes, descanse en paz.
Aquí podeis ver, a modo de pequeño homenaje, una de sus escenas mas celebradas: la ejecución de Bonnie & Clyde todo un ejemplo de planificación y montaje (pinchad aquí).

Adiós a uno de los grandes caraduras de Hollywood.

Si hiciera una lista de mis películas de aventuras favoritas sin duda Los Vikingos ocuparía una posición destacada. Lo mismo podría decirse de Espartaco y Con Faldas y a lo Loco dentro de mis favoritas de la historia del cine.
Todas ellas tienen un protagonista (o coprotagonista) en común: Tony Curtis, actor camaleónico y todoterreno que se movía con igual naturalidad tanto en drama como en comedia y que nunca llegó a recibir el reconocimiento que su trabajo mereció.
Hoy, Tony Curtis, nos ha dejado a los 85 años de edad. Hasta siempre, Josephine.