lunes, 26 de enero de 2015

Birdman. El vuelo de Ícaro.

En la excelente Cautivos del mal, Jonathan Shields, el ambicioso productor sin escrúpulos interpretado por Kirk Douglas, decía que si ruedas cada una de las escenas de una película con la intención de que sea la mejor escena de la historia del cine finalmente no tienes una película, tan solo una sucesión de escenas (o algo parecido, porque mi memoria ya no es la que era).
El caso es que ese momento de la película de Minnelli asaltó mi mente conforme veía Birdman, el último trabajo de Alejandro González Iñarritu, ya que, a mi entender, eso es, precisamente, uno de los principales lastres de la película del realizador mejicano.
Birdman, nominada a la mejor película para los próximos premios Oscar, es una sucesión de escenas: unas sugerentes, algunas estupendas y muchas superfluas y prescindibles que no crean un conjunto homogéneo de calidad sino una tragicomedia pretenciosa y alargada en exceso acerca del afán de notoriedad y el caprichoso devenir de la fama.
Lo que arranca con prometedora fuerza va perdiendo fuelle conforme transcurre el metraje y termina a la deriva entre una sucesión de posibles finales que delatan la incapacidad de Iñarritu para dar con el cierre adecuado para una historia que, hacia el último tercio de su metraje, ha escapado a su control.
El supuesto tour de force de Iñarritu, lo que pretendía ser una provocadora, potente, imprevisible y divertida comedia y un cambio de registro que le elevaría cual Ícaro hacia las nubes se torna en un ruidoso y agotador espectáculo de pirotecnia que termina por precipitarlo finalmente contra el suelo.
Mención aparte merece el reparto, compuesto por un elenco masculino entre el que destaca un soberbio Edward Norton y un discutido Michael Keaton; actor, este último, de limitadas dotes interpretativas pero sin duda la mejor elección para dar vida de manera creible a su personaje: un mediocre actor convertido en celebridad merced a haber interpretado con éxito a un superhéroe en la gran pantalla y que ahora aspira a alcanzar notoriedad interpretando al protagonista en la adaptación teatral de una obra de Raymond Carver; Y, por otro lado, un elenco femenino compuesto por unas irrelevantes y completamente desaprovechadas Naomi Watts y Emma Stone a las que se les podía haber dado más páginas de guión.
¿Lo mejor de Birdman? sin duda el tráiler promocional. Un excelente trabajo de montaje que consigue despertar, al visionarlo, la urgente necesidad de ver esta película. Una elaborada estafa que muestra una película que nada tiene que ver con lo que posteriormente verás...especialmente cuando nos referimos al distribuido en España. 
Recordad, no obstante, que todo lo reflejado aquí no deja de ser una opinión...mi opinión.
¿Mi recomendación?...vedla y juzgad por vosotros mismos.
 
Pincha aquí para ver otro tráiler diferente al distribuido en nuestras pantallas. 


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