martes, 1 de junio de 2010

Cherí. Aburrimiento con estilo.

El pasado fin de semana fué de esos en los que más me hubiera valido no haber salido de la cama ni para mear.
Tras una más que problemática labor de renovación de la suscripción de mi antivirus McAfee, un infructuoso intento de planificación de las vacaciones estivales, un importante golpe en mi rodilla derecha y un nuevo descalabro en mi participación en la liga de Squash patrocinada por el Club de Squash Valencia, en la que solo he conseguido una victoria en las ya cuatro partidas que llevo disputadas, llegó a mis manos (mi mano), de forma totalmente gratuita, Cherí, la última película de época dirigida por Stephen Frears.
Cherí tenía todos los ingredientes que podían hacer que, finalmente, el fin de semana no fuese un completo fracaso; A saber: Michelle Pfeiffer (una de mis actrices favoritas), Christopher Hampton (responsable del estupendo guión de Las Amistades Peligrosas), una historia ambientada en la Belle Epoque francesa y, tras la cámara, Stephen Frears, director de películas tan estupendas como Mi hermosa lavandería, Ábrete de Orejas, Las Amistades Peligrosas, Sammy y Rosie se lo Montan, Los Timadores, Café Irlandés , Mrs. Henderson Presenta o, mas recientemente, The Queen.
Las expectavivas eran grandes, casi tan grandes como la decepción que acaba generando el visionado de la película.
El rodaje del film es correcto, cosa que, por otro lado, era de esperar y la ambientación impecable, lo que tampoco constituyó ninguna sorpresa. El problema es que la falta de sorpresa también es la tónica general de la película.
El relato se centra en la improbable historia de amor de Lea De Lonval, prostituta de alto standing ya inmersa en la cuarentena (interpretada por la estupenda y bellísima Michelle Pfeiffer) y el joven Cherí, hijo de una antigua compañera de correrías y rival de Lea. Una historia de amor que, además de resultar poco creible, es de lo mas previsible y en ningún momento alcanza a emocionar.
En torno a esta historia volvemos a encontrarnos, como ya ocurría en Las Amistades Peligrosas, con una clase social elevada cuyo único entretenimiento frente a un día a día monotono y aburrido resulta ser el chafardeo y la invención de intrigas amorosas. Aspecto éste que resulta desaprovechado al quedar solamente esbozado, de igual forma que sucede con el posible complejo de Edipo que parece apuntar el tan melancólico como soso protagonista interpretado por Rupert Friend.
En resumen podríamos decir que Cherí resulta un tedioso y previsible film muy bien ambientado, correctamente dirigido y solventemente interpretado, particularmente por el plantel de actrices femeninas.
Lo mejor: el plano final en el que Lea De Lonval, cara a la cámara, explora su rostro con sus manos tomando así conciencia del declive causado por el paso del tiempo y comprendiendo, al fín, que su época ya ha pasado.
Para ver el trailer pinchad aquí.

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