domingo, 6 de junio de 2010

El Imaginario del Doctor Parnassus. El tripi de Terry Gilliam.

Si hay algo de lo que no me cabe la menor duda es de que a Terry Gilliam le ha mirado un tuerto.
Tras haber tenido que abandonar el rodaje de su esperada versión de Don Quijote a causa, entre otras muchas cosas, de los graves problemas de espalda de su protagonista, Jean Rochefort, tuvo que buscar una solución de urgencia para evitar que su siguiente proyecto, El Imaginario del Doctor Parnassus, sufriese el mismo destino tras la repentina muerte de su protagonista, Heat Ledger.
El Imaginario del Doctor Parnassus es una mezcla de Alicia en el País de las Maravillas, Fausto y el propio imaginario de Terry Gilliam que da como resultado dos horas de delirios apoyados en un endeble guión y cuya única finalidad es justificar un despliegue de efectos especiales y escenarios digitales que, lejos de aportar nada a la historia, solo sirven para apabullar a un espectador que acaba por desentenderse completamente de una, ya de por sí, nada interesante historia.
Lo mas interesante de esta película reside, precisamente, en la forma como el director resolvió el hecho de quedarse sin protagonista.
Dado que, cada vez que uno pasa al otro lado del espejo, toma cuerpo el mundo que existe en su imaginación y refleja su verdadera personalidad Gilliam decidió que esa faceta de la personalidad que quedaba al descubierto comportara también un cambio físico en el personaje. De esta manera el Tony (Heath Ledger) del otro lado del espejo es interpretado por diferentes actores (Johnny Depp, Jude Law, Colin Farrell) según la vertiente de su personalidad que había que reflejar. Una solución a la par creativa e inteligente que logra enriquecer en algo la película.
Sin embargo, y a pesar de lo creativa que pueda resultar esa decisión, lo cierto es que la inconsistencia de un guión que permite que se desaprovechen personajes tan interesantes como el de ese diablo interpretado por Tom Waits o el del propio Doctor Parnassus condenado a la vida eterna y que no desarrolla convenientemente ni esa relación de amistad/odio entre ambos ni las ¿diferentes? facetas del personaje de Tony condena a la película a no ser más que una infumable paja mental de un Terry Gilliam cada vez mas pasado de vueltas.
Al terminar la proyección uno no puede evitar preguntarse que habrá sido de ese director que nos ofreció una obra maestra como El Rey Pescador , esa joya que es Brazil , la muy interesante 12 Monos y la divertidísima Los heroes del Tiempo. Confiemos en un pronto regreso.


Para ver el trailer pinchad aquí.

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