viernes, 30 de abril de 2010

Fantastic Mr.Fox. Fantástico Wes Anderson.

Últimamente he visto Donde Viven los Monstruos, Alicia en el País de las Maravillas y Fantástico Mr.Fox, tres películas adaptadas de la literatura infantil. Confío que esto no esté relacionado de algún modo con mi reciente entrada en la cuarentena.
Esta última experiencia cinematográfica, Fantástico Mr.Fox, es la que más satisfactoria ha resultado con diferencia.
Wes Anderson adapta aquí un relato de Roald Dahl, el famoso autor de la novela Charlie y la Fábrica de Chocolate, ofreciéndonos una película dinámica, muy divertida, que hará las delicias de los niños y que tiene un claro mensaje para los adultos.
Anderson huye de la animación digital para rodar esta historia y se decanta mejor por el empleo de la técnica Stop-Motion que, como sabréis, es una técnica de animación que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos por medio de una serie de imágenes fijas sucesivas. La frecuencia de grabación es, igual que en el cine, de 24 imágenes por segundo, para que el ojo humano pueda percibir un movimiento continuo. Para 1 minuto de grabación se necesitan 1500 imágenes fijas aproximadamente. Cada una de esas imágenes fijas se consigue realizando pequeñas variaciones en la forma o posición de un objeto fabricado de material maleable y fotografiándolas después de cada cambio. Todo ello sobre un decorado de imagen real. Todo un trabajo artesanal.
Wes Anderson adopta este método y lo hace apropiándose incluso de sus imperfecciones puesto que a lo largo de toda le película puede apreciarse el movimiento, a modo de vibración, del pelo que recubre los cuerpos de los protagonistas.
Se trata éste de un artefacto habitual de este tipo de realizaciones y es debido a la deformación que, sobre dicho pelo, provoca el contacto de los dedos del animador cada vez que toma en sus manos la marioneta para ir modificando su posición entre foto y foto.
Este efecto consiguió evitarse en otras producciones mucho mas antiguas simplemente cambiando el material de fabricación de dicho pelo, de forma que, podemos suponer que el director ha preferido que este (d)efecto pueda apreciarse para, así, de alguna manera, representar como en toda obra, cinematográfica o no, siempre queda patente la impronta de su autor.
En todo caso, tenga yo razón en esto o no, lo cierto es que el resultado es una obra maravillosa en la que Wes Anderson, nuevamente, nos presenta a un personaje que no encuentra su sitio en la vida que le ha tocado vivir. En este caso por tratarse de un animal salvaje que, a fin de tomar la responsabilidad de su nueva vida adulta, se ha visto en la obligación de adoptar una existencia domesticada traicionando así a su propia naturaleza.
Especial atención a dos escenas geniales: la del encuentro de nuestro señor zorro con el lobo en la que, a pesar de su mutuo odio, ambos se saludan con el puño en alto animándose así en su lucha por mantener un estilo de vida salvaje y la del brindis del señor zorro arengando a su público para que permanezca fiel a su ADN que es el que marca lo que en realidad son, animales salvajes.
Mensajes claros para los adultos, pues, que deberán ser explicados a los niños a fin de que vean que la película les anima a permanecer fieles a ellos mismos y a defender su propia naturaleza, no a convertirse en bestias descontroladas.
Para ver trailer, pinchad aquí.

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