lunes, 26 de abril de 2010

Ciudad de Vida y Muerte. Crónica de una barbarie.

Además del Holocausto judío, a lo largo de la historia ha habido otros genocidios. Ha habido, hay, y, me temo, habrá, otras masacres además de la sufrida por el pueblo Judío a manos de los Nazis. Y esto es un hecho, ya no se trata de una mera opinión mía. Y esto es así porque el hombre es el animal racional capaz de las acciones mas irracionales que uno pueda imaginar. Capaz de los crímenes más aberrantes. Capaz de actos de destrucción inimaginables de los que hace víctimas no solo a otras especies sino a la suya misma ¿puede haber mayor estupidez?
Nanking, estrenada en nuestro país con el título de Ciudad de Vida y Muerte era una película necesaria ya que tendemos a pensar, muchas veces por culpa del propio cine, que solo ha existido un holocausto: el perpetrado por los Nazis; olvidamos otras barbaridades cometidas por las razones mas ridículas que pueda imaginarse: religión, territorios, una apestosa sustancia negra procedente del subsuelo,…
A mediados de Diciembre de 1937 los japoneses superan las defensas de Nanking, que en ese momento era la capital china, y toman una ciudad en la que solo quedan soldados y civiles puesto que todos los oficiales chinos han huido. A partir de ese momento las tropas niponas dan comienzo a una serie de salvajes actos que culminan con la escalofriante cifra de 300.000 muertos y cerca de 20.000 violaciones.
Ciudad de Vida y Muerte es la crónica de esa barbarie. Una crónica tan necesaria como dura de ver.
El director chino Chuan Lu toma las riendas de este proyecto y lo aborda desde una perspectiva casi documental, sin ánimo de venganza, mostrando en un más que apropiado blanco y negro lo desgarrador de los hechos acontecidos.
La película es prácticamente muda. Sobran las palabras. Hablan los rostros, los gritos, el sonido seco de los disparos, los atronadores cañonazos.
Durante los 135 minutos que dura la proyección veremos una serie de personajes, de uno y otro bando, cuyos destinos se van cruzando con gran realismo, lejos de sensiblerías fáciles y maniqueísmos, sin abandonar nunca ese estilo documental. Asistiremos, igualmente, a momentos memorables como es el hecho de ver al propio representante de Hitler en Nanking llorando por no haber podido salvar a los civiles que creía tener protegidos en la zona de refugiados y a la magnífica secuencia de la danza de celebración de la victoria entre las ruinas de una ciudad devastada y que finaliza frente a los pocos supervivientes de los vencidos.
Ciudad de Vida y Muerte es una película, por lo tanto, necesaria de ver; no solo porque se trate de una grandísima obra sino porque somos tan enormemente estúpidos que necesitamos que se nos recuerde continuamente que este tipo de cosas pasan y que somos los únicos responsables de que ocurran. Quizá con mas obras como esta llegue el día en el que no existan lugares en los que sea, como dice el personaje del sargento japonés Kadowaka en la película, mas fácil morir que vivir.
El propio director con el final de la película deja un resquicio a la esperanza. Confiemos pues.
Para ver el trailer pinchar aquí.

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