jueves, 24 de mayo de 2012

L´illusionniste. La magia existe.

Cuando Sophie Tatischeff, hija de Jacques Tati, se encuentra con un guión inacabado en el que su padre estuvo trabajando con la intención de rodarlo tras Las vacaciones del Señor Hulot y al que había titulado Película número 4, decide hacérselo llegar a Sylvain Chomet, director de cine de animación y creador, en 2003, de la exitosa Bienvenidos a Belleville quién, respetando el trabajo original, rueda en 2010 el largometraje de animación L´Illusionniste; titulo al que me seguiré refiriendo en Francés a fin de evitar confusiones con la película El Ilusionista dirigida en 2006 por Neil Burger y protagonizada por Edward Norton, Paul Giamatti y Jessica Biel.
L´illusionniste narra la historia de un mago, de los de chistera y conejo, cuyo espectáculo está en decadencia por lo que se ve obligado a ir de ciudad en ciudad hasta recalar, finalmente, en un pueblecito pescador de Escocia en el que conocerá a una niña que, admirada por los trucos del mago, huirá con éste en un nuevo viaje a la ciudad de Edimburgo donde se alojarán en un viejo hotel junto a otros artistas bohemios.
La película nos muestra la deshumanización como consecuencia del triunfo de la modernidad, representada en este caso por ese grupo de música rock que parece perseguir al mago allí donde va, pero, a diferencia del cine de Tatí, quien siempre lo hizo a través de una visión crítica y humorística, el tratamiento elegido por Chomet es la visión nostálgica.
Sylvain Chomet opta, en plena vorágine de la animación 3D por ordenador, por una animación clásica en 2D empleando un dibujo estilizado de trazo imperfecto para mostrarnos una historia que transcurre con elegancia, lenta y apaciblemente frente a los despliegues de acción que pueblan algunas de las actuales producciones del cine animado en 3D.
De esta manera podemos considerar la película de Chomet, con esa constante lucha del artista de variedades por mantener vivo un tipo de espectáculo condenado a desaparecer, como una reivindicación por un cine que ya no se rueda. En este sentido podríamos relacionar igualmente esta película con la recientemente agasajada The Artist (Michel Hazanavicius, 2011).
Pero la película de Chomet es, más allá de la reivindicación de una manera de hacer cine o de un alegato contra los riesgos de la modernidad, un elegante y melancólico homenaje a Jacques Tati. Un homenaje que se hace incluso demasiado evidente al incluirse en el film una secuencia en la que el mago, a fin de evitar ser visto por la niña, se introduce en un cine en el que se está proyectando Mon Oncle (Jacques Tati, 1958). Es en esta escena, concretamente, en la que se pone de manifiesto el riesgo de esta película que no es otro que el de que el espectador no la vea como un homenaje sino como una comparación. Y es que, si bien esta película tiene muchas cosas en común con el cine de Tati: la ternura, la importancia de los sonidos como sustitutos del diálogo, la lucha contra la modernidad,...lo que ésta película no consigue, y donde fracasaría, por tanto, en las comparaciones, es convertir a su dibujo animado en Tati.
Además de carecer de su espíritu crítico, el mago Tatischeff (verdadero apellido de Jacques Tati) y sus torpes movimientos tampoco consiguen interactuar con el espacio de la forma con que lo hacía ese mago del slapstick que era Tati, perdiéndose así mucha de su comicidad. El resultado es una película mucho más pesimista de lo que lo fuera cualquiera de Tati.
Hay que abordar, pues, esta realización de Sylvain Chomet, como el homenaje que es. De esta manera disfrutaremos, de principio a fin, de una bonita historia llena de humanidad que nos demostrará que, si bien los magos no existen, la magia del cine es algo muy real.

Para ver el trailer pinchad aquí.

4 comentarios:

  1. Me gusta tu blog,nada de peliculas comerciales..has abierto un mundo nuevo para mi ...jijiji :D

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  2. Una deliciosa película.
    En su momento la disfruté mucho y no sé si la comentamos.
    Saludos

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  3. Una delicia, sin duda.
    Yo diria,aunque no puedo asegurarlo con certeza, que, tras intercambiarla contigo y verla por primera vez si que llegamos a comentarla.
    De hecho, después, aproveché para revisitar "Mi tio" y "Las vacaciones del señor Hulot".
    Un abrazo.

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