Benito Zambrano, quien debutara en 1999 con la excelente Solas y que llevaba ya la friolera de 5 años sin dirigir (su anterior trabajo fue Habana Blues en 2006), adapta ahora con su nuevo trabajo, La voz dormida, la novela homónima de Dulce Chacón. Una novela ambientada en los años inmediatamente posteriores al fin de la Guerra Civil Española, abarcando el periodo comprendido entre 1939 y 1963 y dedicada "a los que se vieron obligados a guardar silencio". En ella se relatan, por un lado, las penurias de cuatro mujeres, embarazada una de ellas, encerradas en una cárcel franquista a la espera de un juicio que, con toda seguridad, les condenará a morir fusiladas y, por otro lado, la lucha por sobrevivir de un grupo de guerrilleros empeñados en continuar, desde la sierra, con su resistencia frente al régimen franquista.
El nexo de unión entre ambos grupos será Pepita, la hermana de la joven embarazada encarcelada.
Este es el material con el que Benito Zambrano, en colaboración con Ignacio Del Moral, escribe el guión de la película que nos ocupa. Un guión que podía haberse centrado en varias lineas argumentales: quizá la vida de las mujeres encerradas en las cárceles franquistas acusadas de adhesión a la rebelión (algo que no recuerdo que se haya rodado hasta ahora), prestando especial atención a sus miedos y contradicciones; quizá la historia de aquellos que no se resignaron a ser derrotados y decidieron trasladar su lucha al monte convirtiéndose en guerrilleros, prestando especial atención en los miedos y amargura de aquellos que saben que su lucha está condenada al fracaso; o quizá, y esta es la visión que encuentro más atractiva, centrándose en la historia de aquellas gentes que, como Pepita, vivieron durante años con el miedo en el cuerpo; miedo a ser detenidos y torturados por prestar ayuda a familiares y amigos encarcelados o, simplemente, por haber expresado una idea inconveniente en presencia de la persona equivocada.
Lamentablemente el guión de Zambrano y Del Moral no hace nada de todo ésto. El guión, y, por descontado, la película, elige exclusivamente la vía del melodrama convirtiéndo el último trabajo del director español en una realización maniquean y repleta de lugares comunes en la que se limita a ir dirigiendo al espectador, de forma nada sutil y a través una serie de situaciones cuya única finalidad es la de alcanzar la fibra sensible de éste, hasta un desenlace final tan previsible como lacrimógeno.
Esta circunstancia, unida a unos personajes estereotipados, tan carentes de profundidad como de contradicciones y a una ambientación de cartón-piedra que pone en evidencia, a pesar de la cuidada fotografía de Álex Catalán (También la lluvia, Habitación en Roma, Camino) lo que, sin duda alguna, es una rácana producción hacen que la película, según mi criterio, no alcance el aprobado siendo lo único destacable de ésta el excelente trabajo interpretativo de María León dando vida a Pepita (un trabajo justamente premiado con el Goya a la mejor actriz revelación).
Esta circunstancia, unida a unos personajes estereotipados, tan carentes de profundidad como de contradicciones y a una ambientación de cartón-piedra que pone en evidencia, a pesar de la cuidada fotografía de Álex Catalán (También la lluvia, Habitación en Roma, Camino) lo que, sin duda alguna, es una rácana producción hacen que la película, según mi criterio, no alcance el aprobado siendo lo único destacable de ésta el excelente trabajo interpretativo de María León dando vida a Pepita (un trabajo justamente premiado con el Goya a la mejor actriz revelación).
Al final de la corrida lo único que nos queda es otra película más de la posguerra española en la que los malos son muy malos y los buenos son muy buenos y sufren mucho.
Estamos ya cansados, señores.
Para ver el trailer pinchad aquí.
Estamos ya cansados, señores.
Para ver el trailer pinchad aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario