martes, 19 de octubre de 2010

Robin Hood. Robin de Ridley.

A lo largo de la historia del cine, muchas han sido las aproximaciones realizadas a la figura de Robin Hood.
Las mas conocidas de todas ellas han sido Robin de los Bosques (Allan Dwan, 1922) con el acrobático Douglas Fairbanks encarnando al famoso arquero y Las Aventuras de Robin Hood (Michael Curtiz, 1938) que, protagonizada por Errol Flynn y Olivia de Havilland, constituiría todo un hito del cine de aventuras,...¡y en glorioso Technicolor! (como rezaba la publicidad de la época).
En los años 70 hubo dos nuevas versiones de Robin Hood. En la primera de ellas Disney lo convertiría en un dibujo animado (Robin Hood, 1973) y en la segunda , Robin y Marian (Richard Lester, 1976), mi favorita, se nos ofrecía una visión crepuscular del personaje (estupenda interpretación de Sean Connery) desde un tratamiento mucho mas humano.
En los 90, en un intento de revitalizar al personaje y al género, llegaron a nuestras pantallas dos nuevos títulos que se estrenaron al tiempo: la producción Hollywoodiense Robin Hood, principe de los ladrones (Kevin Reynolds, 1991), con el sosainas de Kevin Costner creando un personaje mas cercano al Hannibal Smith del Equipo A que a Robin Hood y la producción canadiense Robin Hood, el Magnífico (John Irvin, 1991), rodada originariamente para televisión y que ofrecía una visión mas cercana a la comedia.
Esa misma década, en 1993, se estrenaría también una versión paródica de las aventuras de Robin Hood de la mano de Mel Brooks: Las Locas, Locas Aventuras de Robin Hood. Sin comentarios.
Lo cierto es que  todas las realizaciones rodadas hasta nuestros días se centraban, con mayor o menor fortuna, en la leyenda de Robin Hood mostrandonos al arquero de Sherwood como un simpatico y fanfarrón proscrito que roba a los ricos para dárselo a los pobres y que protege a los mas desfavorecidos de los desmanes del tirano Príncipe Juan al tiempo que recoge dinero para colaborar con el rescate del su rey, Ricardo Corazón de León, secuestrado durante su vuelta de las cruzadas por Tierra Santa.
Recientemente se estrenó en nuestras pantallas un nuevo Robin Hood, el Robin Hood de Ridley Scott.
Ridley Scott, retomando la búsqueda de su obra maestra, aquella que le permita demostrar que Los Duelistas, su estupenda ópera prima, Alien y Blade Runner no fueron tres golpes de suerte, se atreve a llevar a cabo la osadía de despojar a Robin Hood de su leyenda para, de esta manera, mostrarnos a un personaje mucho más humano.
Scott se ciñe, por tanto, más a la realidad histórica y resta protagonismo al héroe. Sustituye la aventura por la épica, el descaro de Robin por su violencia en la batalla, la dulzura de Marian por la cota de malla, los bandidos de Sherwood por los niños de El Señor de las Moscas y el technicolor por los tonos ocre.
El resultado es una correcta cinta de acción que, a pesar de un metraje excesivo (y no he visto la versión extendida), se ve con agrado. Un filme con una acertada banda sonora, cuidada ambientación, escenas de batalla rodadas con gran solvencia (en eso , y aún sin alcanzar el nivel de la magnífica batalla con la que abrió Gladiator, Ridley Scott se está mostrando como todo un maestro),...pero que no engancha.
Cierto que, en esta realización, por fín averiguamos porqué Robin es un proscrito y vemos como se gesta la invasión de Inglaterra por los Franceses pero, como suele suceder con el cine de Ridley Scott, a la historia le falta algo, o le sobra algo,...o las dos cosas.
Desde luego le faltan emoción y diversión, que son lo que uno espera cuando ve el nombre de Robín Hood en el cartel de una película, y le sobra el discurso político con el que el director tiñe los momentos finales de la película. Porque una cosa es despojar al personaje de Robin Hood de la leyenda que lo rodea y otra muy diferente convertirlo en un lider sindical.
Y, ya puestos, una cosa es convertir a Lady Marian en un simbolo de la fuerza e independencia de la mujer y otra convertirla el El Capitán Tormenta.
A raiz de ver la película he estado consultando por internet y, sí, parece ser que esta versión de Robin Hood, según la mayoría de historiadores, se ajustaría mucho más tanto al contexto histórico como a la realidad del personaje a partir del que nació la leyenda del bandido de Sherwood.
Nos encontramos, pues, frente a un verdadero Robin Begins. La cuestión es ¿era necesario?

Para ver el trailer pinchad aquí.

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