sábado, 14 de agosto de 2010

Inception (Origen). Un mundo onírico muy poco onírico.

Hay una palabra que los personajes repiten en varias ocasiones durante la película y que expresa a la perfección el sentimiento que me embarga tras haber visto por fín Origen, la última película de Christopher Nolan. La palabra es decepción.
En un principio pensé que podía ser culpa mía puesto que éste era, probablemente, el estreno que con más ilusión esperaba este año, sobre el que mas expectativas había depositado y al que acudí, quizá, entusiasmado en exceso. Y claro, cuando uno espera, a priori, tantísimo, no solo de una película sino de cualquier cosa que está por venir, lo más habitual es que, una vez el suceso ya ha acontecido, acabe por no cumplir con nuestras expectativas.
Pero no. Una vez consultado con la almohada, repasada mentalmente la película una y otra vez, esta vez completamente libre de prejuicios, tengo que decir que, muy a mi pesar, Origen es una película decepcionante por méritos propios.
La historia parte de una premisa muy sencilla y original: la existencia de los "extractores", ladrones de última generación que se introducen en los sueños de otros para apropiarse de las ideas que estos guardan en sus mentes.
Uno de estos ladrones de ideas, el mejor de ellos, es Cobb (Leonardo DiCaprio), quien, en esta ocasión, intentara introducirse en el sueño del hijo de un importante industrial con el fin, no de robar, sino de sembrar una idea. La importancia de la idea que hay que implantar se va diluyendo conforme avanza la película y acaba por desaparecer por completo. No es más que la excusa de la que el director se vale para arrancar su historia, de la que son otras cosas las que le interesan. Se trata pues de un McGuffin de los que tan magnificamente hacía uso nuestro querido señor Hitchcock.
La premisa es, como decía, interesante, original y muy prometedora. El problema es que la idea que Nolan intenta transmitirnos ha acabado por no arraigar en mi mente a causa, sobre todo, de los innumerables excesos del filme y de la completa falta de confianza del director en su público.
El realizador británico no confía en nosotros. Teme que no vayamos a ser capaces de entender la historia y cree que nos perderemos en el intrincado laberinto argumental, de manera que opta por hacer que sus personajes nos expliquen, una y otra vez, lo que está sucediendo y por qué (por poner un ejemplo, al menos en tres ocasiones se nos repite que las cosas pasan mas deprisa en los sueños y que lo que transcurre en 5 minutos en un sueño representa cerca de 60 minutos en el mundo real). El resultado, al menos para mí, es irritante. A fuerza de detenerse a repetirme, de palabra y por boca de los actores, lo que estoy viendo, la narración no avanza y se alarga innecesariamente.
Esto nos lleva al segundo gran lastre de esta producción: la excesiva dilatación de las escenas de acción y, por ende, del metraje de la película (dos horas y media).
Personajes excesivamente planos y un mundo onírico excesivamente realista son, a mi entender, el resto de aspectos responsables de que lo que podría haber sido un trabajo sobresaliente no llegue a pasar de un aprobado alto.
No obstante, no nos confundamos. Christopher Nolan, director de las magníficas Memento y El Caballero Oscuro, sigue pareciéndome uno de los realizadores mas interesantes del actual panorama cinematográfico y ya espero con ganas su próximo trabajo, un nuevo proyecto con Batman de protagonista.
En cuanto a Origen, y ya para terminar, os recomiendo que la veais. No os dejará indiferentes y , seguramente, muchos de vosotros encontrareis en ella muchas razones para no estar de acuerdo con mi opinión; seguramente tantas razones como motivos he tenido yo para sentirme decepcionado. Porque es en esto en lo que consiste una experiencia cinematográfica, en un sueño compartido.
Para ver el trailer pinchad aquí.

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