sábado, 21 de agosto de 2010

I Love You, Phillip Morris. Mentiras por amor.

Lo cierto es que Jim Carrey es un actor que, como tal, nunca ha sido santo de mi devoción. Y el caso es que tengo que reconocer que, actualmente, es de los actores mejores dotados, si no el mejor dotado, para la comedia,...con permiso de Ben Stiller, claro.
El caso es que en sus interpretaciones, con un exceso de exageradas gesticulaciones y siempre pasadas de vueltas, ha ido creando unos personajes irritantes que han conseguido que, habitualmente, rehuse el acudir a ver una película en cuyo reparto figure el nombre de este señor.
Esta actitud mia ha tenido como consecuencia que en su momento no pudiese disfrutar de algunas realizaciones como la notable El Show de Truman o la muy sobresaliente Olvídate de mí. Películas estas que ví con mucho retraso y gracias a la insistencia de cinéfilos amigos y en las que Jim Carrey ofrece unas magníficas y muy contenidas interpretaciones que demuestran que, cuando es capaz de controlarse (o cuando alguien consigue controlarlo), es un gran actor.
I Love You, Phillip Morris es una muy interesante película que se englobaría en este segundo y reducido grupo trabajos de Jim Carrey.
La historia gira en torno a la vida de Stephen, un policía local estadounidense, organista del coro de su parroquia, padre perfecto y buen marido que un buen día, tras sufrir un aparatoso accidente, decide hacer pública su homosexualidad, abandonar su trabajo y a su familia y largarse a vivir la Dolce Vita.
En su nueva existencia Stephen descubrirá que ser gay, o al menos el tipo de gay que él quiere ser, resulta muy caro y decidirá delinquir para financiar su nuevo status social.
I Love You, Phillip Morris es una película en la que nada es lo que parece y eso es algo que puede verse desde su planteamiento narrativo. Lo que en principio comienza como una comedia blanca pronto se convierte, o parece convertirse, en una comedia gamberra sobre la homosexualidad para pasar luego a adquirir tintes mas serios que ponen al descubierto una historia mucho mas dramática, en la que la homosexualidad no es mas que una excusa para hablarnos de la mentira.
Stephen, desde que de niño recibe la noticia de que es adoptado, siente que su vida es una mentira y deja de tener consciencia de quién es en realidad. A partir de ahí se dedica a prolongar la mentira y a reinventarse constantemente. Siempre con mentiras llega a conocer al hombre de su vida y en ese momento la película pasa a hablarnos de otro tipo de mentira. De la mentira por amor. De las mentiras construidas sobre mentiras construidas sobre más mentiras, siempre con la intención de hacer feliz a la persona amada, y que llevan a hacernos perder la noción de la realidad y a poner en grave peligro la relación que tanto se deseaba proteger.
La película funciona pues como un juego de cajas chinas en el que cada mentira da lugar a otra y en el que, además, se aprovecha para poner en evidencia al sistema judicial, al puritanismo y al sistema sanitario americanos. Supongo que es a causa de todo esto por lo que el film ha sufrido innumerables problemas de financiación y de distribución que han retrasado su estreno en los Estados Unidos.
No obstante, la película no es perfecta.
Cierto que es muy divertida, muy corrosiva, que está genialmente interpretada por Jim Carrey y Ewan McGregor y que huye de excesivos sentimentalismos en su parte mas dramática,...pero resulta en exceso lastrada por las propias mentiras introducidas por los guionistas en una historia que, por si misma, funcionaba a la perfección.
Los guionistas Hollywoodienses parece que no se quedan a gusto si no nos regalan un par de bruscos giros de guión en sus historias, generalmente uno en los primeros compases de la película (el accidente por el que Stephen decide salir del armario) y otro, mucho más importante, a unos 15 ó 20 minutos del final (este no lo desvelaré). En este caso ambos golpes de efecto resultan, especialmente el segundo, demasiado forzados e inverosímiles, por no hablar ya de la escena final de la película.
Pero la mayor mentira proviene del propio planteamiento de la película al espectador. Y es que si bien en los propios creditos iniciales se nos dice que esta historia es un hecho real (y se insiste en ello al incluir posteriormente la frase: en serio, ocurrió) tras los creditos finales, esos que nadie ve y que se pasan con la sala de cine ya solo ocupada por el personal de limpieza, aparece una nueva nota en la que se aclara que, si bien está basada en un suceso real, personajes y situaciones han sido modificados en el proceso de dramatización cinematográfica.
Pero bueno, dejando aparte estos puntos negativos puede decirse que I Love You, Phillip Morris, primer trabajo de dirección de los guionistas Glenn Ficarra y John Requa (basándose en el libro de Steve McVicker) es una película muy recomendable, que nos hace pasar un muy buen rato y que nos permite disfrutar de esa faceta de Jim Carrey tan dificil de ver.
Y, como siempre,...mejor en versión original.
Para ver el trailer pinchar aquí.

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