jueves, 30 de junio de 2011

Falling Skies. Un refrito de lugares comunes.

Anoche tuve ocasión de ver el episodio piloto de Falling Skies, el retorno de Steven Spielberg a la ficción televisiva y que constituía uno de los acontecimientos televisivos más esperados para este verano.
La serie narra la lucha de los humanos para sobrevivir a una invasión alienígena dando comienzo medio año después de que ésta tuviera lugar.
El arranque del capítulo piloto, que no es más que los capítulos primero y segundo emitidos de manera consecutiva, es sencillamente magistral. En él se nos facilita en escasos minutos toda la información que necesitamos conocer acerca de lo acontecido en esos seis meses transcurridos desde el comienzo de la invasión extraterrestre sin imágenes de lo sucedido, simplemente será necesario escuchar la voz en off de unos niños que comentan unos dibujos que van apareciendo en pantalla. Unos dibujos que, sobre la invasión alienígena, han realizado ellos mismos para la doctora que los está tratando a fin de minimizar el impacto psicológico que los sucesos de los últimos meses pueda tener sobre sus mentes.
Transcurridos esos estupendos primeros instantes descubrimos rápidamente que no había motivo para tanta expectación ante el inminente estreno de una serie que se desinfla velozmente y que no nos ofrece nada nuevo.
Una enorme nave nodriza inmóvil sobre la ciudad (como en Distrito 9 y V), un grupo de humanos que organizan una resistencia contra los invasores (como en V), extraterrestres con aspecto de bichos (como en distrito 9) prácticamente invulnerables a los que solo se puede matar disparándoles a la cabeza (como a los terminator), personajes planos y, como no, el sempiterno mensaje de la importancia de mantener unida a la familia tradicional.
En cuanto a la estructura de los capítulos tampoco encontramos nada nuevo. Un combate contra los extraterrestres para abrir el episodio, generalmente una aventurilla autoconclusiva, y otro para cerrarlo acompañado de algún mensaje de esperanza con el que afrontar el inicio de una nueva aventurilla.
Falling Skies es, en resumen, una serie más bien anodina que apenas ofrece nada, que muestra todavía menos de lo que ofrece y en la que la única sorpresa la encontramos al ver en ella como niños de 13 años son capaces de manejar armamento militar sin caerse de culo.
Vamos, una serie veraniega en consonancia con lo que suele encontrarse también ocupando la cartelera cinematográfica en cuanto llegan estas fechas.

Para ver el trailer pinchad aquí.

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