miércoles, 5 de enero de 2011

Black Swan. Desequilibrante desequilibrio.

SINOPSIS
Da comienzo una nueva temporada de Ballet y Thomas Leroy (Vincent Cassel), el reputado director de la compañia, decide buscarle relevo a Beth (Winona Ryder), la que hasta el momento había sido su primera bailarina y amante, para el nuevo montaje con el que dará inicio a la temporada: El Lago de los Cisnes.
La elegida será Nina (Natalie Portman), la bailarina con mejor técnica de su compañia, a pesar de que Thomas alberga serias dudas sobre si será capaz de acometer el reto de encarnar tanto a la virginal reina cisne como a su seductora y lujuriosa gemela: el cisne negro.
En mitad de un ensayo entrará en escena una segunda bailarina en discordia, Lily (Mila Kunis), no tan dotada técnicamente pero que parece tener lo necesario para interpretar al cisne negro.

EL LAGO DE LOS CISNES.
El Lago de los Cisnes, el primero de los tres ballets que escribiera el compositor ruso Tchaikovsky, narra la historia de Odette, joven virginal condenada a vivir con la apariencia de un cisne blanco durante el día, retomando solo durante la noche su apariencia humana, a causa del maleficio del mago Rotbarth y del que solo podrá ser liberada cuando alguien le jure amor eterno.
El amor se le presenta a Odette en la persona del joven principe Sigfrido quién, tras enamorarse de Odette, planea jurarle amor eterno en el próximo baile nocturno que su madre, la reina, ha organizado para que Sigfrido elija esposa.
Durante el baile aparecerá Odile, el cisne negro, gemela malvada de Odette que seduce y confunde al principe para que éste le jure amor eterno a ella y, de esta manera, el hechizo permanezca.
Sigfrido cae en la trampa y, tras descubrir el engaño, escapa con Odette con la que acaba lanzándose al lago en una zambullida en la que ambos encontrarán la muerte y, con ella, la libertad que les permita permanecer juntos para siempre.

El BALLET HECHO CINE.
No soy aficionado al ballet y tampoco recuerdo, a no ser que la memoria me esté jugando una mala pasada (cosa que tampoco sería de extrañar, ya que llevo el Alzheimer en los genes), haber visto nunca una película ambientada en ese mundo. No obstante, me atrevería asegurar que, de haberlas, ninguna retrata como Aronofsky cómo la presión a la que se ven sometidas las bailarinas que aspiran a la élite de ese Arte y su propia obsesión por la superación personal llegan a hacer peligrar su estabilidad mental, cuando no la destruyen completamente.
Y es que The Black Swan ni es la historia del descubrimiento y progresivo ascenso de una joven y talentosa aspirante a estrella (Ha Nacido una Estrella. William A. Wellman,1937) ni tampoco es, aunque se aproxime más, la historia de las intrigas y manipulaciones de una joven aspirante para ganarse los favores del director y acabar desbancando a la actual estrella (Eva al Desnudo. Joseph Leo Mankiewicz, 1950).
Black Swan es un paseo por los infiernos de la mente, y en ese aspecto estaría mas próxima a Repulsión (Roman Polansky, 1965). Es la historia de como la búsqueda de la perfección, la obsesión por la superación personal y la tiránica disciplina, impuesta por un entorno opresivo que no perdona el mínimo error y autoimpuesta por el propio miedo al fracaso, acaban por apoderarse de la vida y la salud mental del artista.
Aronofsky toma el libreto de Tchaikovsky y lo transforma en cine al hacer que la propia historia relatada por el ruso trascienda mas allá del escenario en que se prepara y se apodere tanto de la vida y mente de la protagonista como de la estabilidad narrativa del propio film. El personaje compuesto por Natalie Portman sufre una progresiva transformación conforme transcurre el film y va entrando en contacto con su lado oscuro al tiempo que el propio relato va adquiriendo mayores tintes de locura. Y siempre con la partitura de Tchaikovsky sonando al fondo.

El CUERPO COMO REFLEJO.
Como, con mayor o menor acierto, expresaba un poco más arriba, es facil ver ecos de otras películas en este último trabajo de Aronofsky (seguramente, escarbando un poco más, incluso se podria hablar de Showgirls, ese disparate pulp que Paul Verhoeven rodara en 1995) pero, quizá, el mayor eco que cabría resaltar es el de la anterior película del propio director: El Luchador, 2008.
De la misma manera que en El Luchador era el castigado y maltrecho cuerpo de Mickey Rourke el que reflejaba lo maltrecha de su propia existencia también en Black Swan son los cuerpor los que hablan del estado de las vidas y mentes de los personajes.
Nina es una joven a la que no se le permite crecer, tanto su mente como su sexualidad estan reprimidas por ella misma y por el férreo control que su tiránica madre ejerce sobre ella y ello queda reflejado perfectamente por su apariencia: un rostro virginal, un pelo siempre recogido atrás, un cuerpo escuálido y sin apenas pechos,...
Conforme Nina se vaya dejando seducir por las sugerencias de Thomas, Mephisto con acento francés, y la actitud de Lily, encarnación de la lujuria, comenzará a conectar con su lado mas oscuro y su enfermedad mental irá ganando protagonismo, algo que también veremos reflejado en los desesperados gritos de socorro que lanza su propia mente a través del cuerpo: vómitos, sangrados, autolesiones, uñas que se rompen, alucinaciones...y espejos en los que no es capaz de reconocer su propio reflejo. El crujir de huesos, reflejo de una mente que se resquebraja, pasa a tomar papel protagonista en la banda sonora de la película (magistral detalle del director).
Parte de la represión de Nina proviene, como decía, del férreo control al que la tiene sometida su madre, Erica, una estupenda Barbara Hershey cuyo ya ajado rostro representa los estragos provocados por el paso del tiempo. Una bailaria que no alcanzó la fama y que vuelca sobre su hija su frustración de artista fracasada al culparla de no haberse podido entregar a su carrera enteramente por tener que cuidar de ella.
Será también el terror a acabar como su madre una de las obsesiones que irán haciendo mella en Nina.

POR EL FILO DE LA CORDURA NARRATIVA.
Aranofsky da comienzo a su narración pegando su cámara al cogote de la protagonista y siguiéndola alli donde va. Le da un aire indie a la narración y nos va presentando un personaje al que pronto conoceremos a la perfección.
Aranofsky se comporta, en estos primeros compases, como el cisne blanco. Nos va describiendo personajes y ambientes de forma impecable. De forma magistral nos descubrirá como esa habitación infantil llena de muñecos de peluche y carente de cerradura (absolutamente maestra esa escena en la que, en plena masturbación, Nina descubre sobresaltada a su madre durmiendo frente a su cama) y esa, aparentemente solícita, madre son, respectivamente, cárcel y carcelera. La atmósfera se irá tornando claustrófobica y desasosegante al tiempo que, de manera natural, la historia va adquiriendo tintes de thriller psicológico.
Es a partir de este momento cuando director y película se tornan cisne negro y la narración entra en un terreno peligroso al comenzar a trazar un camino que discurre por la fina linea que separa la locura del ridículo (este aspecto queda perfectamente subrayado en la escena en la que los dibujos de la madre cobran vida. Una escena que, lamentablemente, provoca verguenza ajena) y que corre el riesgo de desembocar en un vacio conjunto de injustificados efectismos.
Es esta segunda parte de la película, o segunda película más bien, la que, a mi entender, no acaba de funcionar perfectamente y termina por convertirse en un lastre para el conjunto provocando así que un trabajo que, desde su comienzo, apuntaba hacia la obra maestra sea finalmente merecedor de un notable alto.

CONSIDERACIÓN FINAL.
Con The Black Swan, Darren Aronofsky nos brinda una propuesta osada y un ejercicio de estilo en el que una fascinante, a la vez que angustiante, atmósfera brillantemente conseguida y la impresionante actuación de su principal protagonista (seguramente nos encontramos frente a la mejor interpretación de Natalie Portman hasta la fecha) son las más importantes bazas. Un trabajo que no admite término medio, que el público convertira al instante en película de culto u odiará profundamente y que consolida a su director como uno de los más interesantes del actual panorama Norteamericano.
Un trabajo desequilibrante y desequilibrado que no va a dejar indiferente a nadie y que yo, particularmente, recomiendo a todos.

Para ver el trailer pinchad aquí.

2 comentarios:

  1. Ya que comentas que no has visto nunca ninguna peli sobre el mundo del ballet. Te recomiendo Las Zapatillas rojas, del duo Powell - Pressburger.

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  2. Ok, tomo nota porque, además, el Powell-Pressburger es un duo que me encanta. Gracias.

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