domingo, 19 de diciembre de 2010

Cyrus. Edipo y Peter Pan se baten en duelo.

Cyrus, el último film de los, para mi hasta ahora desconocidos, directores Jay y Mark Duplass, a los que supongo hermanos, ha sido la gran sorpresa de este ya agonizante año.
Película de corte independiente, con gran acogida de crítica y público en las pasadas ediciones de los festivales de Sundance y Valladolid, Cyrus es una muy seria comedia inteligentemente desarrollada en torno a tres personajes perfectamente construidos.
La historia: John (John C. Reilly), un maduro editor sumido en una profunda depresión e incapaz de asumir su divorcio (del que ya hace siete años que se produjo) conoce a Molly (Marisa Tomei) en una fiesta y comienza una relación con ella. Pronto conocerá también a Cyrus (Jonah Hill), el obeso y manipulador hijo veinteañero de Molly que hará todo lo posible para librarse del pretendiente de su madre.
A la vista del argumento y también, por qué no, de la presencia de Jonah Hill en el reparto, uno se acerca al film, si no se ha informado antes sobre él, con cierto prejuicio y el comprensible miedo a darse de morros con otra muestra de estúpida y desmadrada comedia para adolescentes de encefalograma plano a la que la industria  norteamericana nos tiene tan acostumbrados. Nada más lejos de la realidad. La nerviosa cámara de los hermanos Duplass y su agresivo uso del zoom nos presentan una historia de seres disfuncionales, de adultos atrapados en una vida adolescente y jóvenes pasivo-agresivos que se resisten a abandonar la comodidad del hogar.
La dupla de directores pone las cartas sobre la mesa ya desde la primera escena cuando el personaje interpretado por el siempre estupendo John C.Reilly se ve interrumpido por su ex-mujer en plena actividad onanista mantenida al amparo de la oscuridad de su habitación, encarnando así uno de los mayores terrores de la adolescencia.
La forma en la que la pareja protagonista se conoce y el baile performance que John se marca al poco tiempo de este encuentro completamente borracho en medio de una fiesta repleta de adultos serios, además de constituir uno de los momentos mas divertidos de la película, refuerza la construcción del personaje de John C.Reilly  como reflejo del adulto incapaz de abandonar por completo la adolescencia.
A pesar del gran trabajo de John C.Reilly y de lo real y cuidado de su personaje, no tenemos que olvidar cual es el título de la película. Y es que si el personaje de John resulta interesante, el de Cyrus no se le queda atrás.
Jonah Hill abandona su habitual papel de adolescente salido para crear un personaje que, por momentos, resulta inquietante. Veinteañero con obesidad mórbida, músico de dudoso talento y con una personalidad pasivo-agresiva con un marcado complejo de Edipo resulta el contrincante ideal de John C.Reilly en un duelo en el que la recompensa es Molly, la sensual madre de Cyrus; un personaje que tampoco se atreve a desarrollar su vida con libertad a causa del complejo de culpa que su hijo se encarga de alimentar constantemente. Un duelo, pues, entre un Peter Pan con el físico de Shreck que no acaba de atreverse a llevar una completa vida adulta y un Edipo sobrealimentado que se resiste a abandonar el hogar materno.
Cyrus es una comedia de tinte dramático. De esas que te congelan la sonrisa. Un sobresaliente trabajo con sabor indie sustentado por un inteligente guión que cuida sobremanera la construcción de todos sus personajes, que articula perfectamente los pensamientos de éstos y que encuentra un vehículo perfecto en los actores escogidos para interpretarlos.
Cyrus va a ser, no me cabe la menor duda, una de las películas del año.

Para ver el trailer pinchad aquí.

1 comentario:

  1. Gran película, sí señor. Si puedes ve su anterior película Baghead. Sin duda, no esta a la altura de Cyrus y es fallida a ratos. Pero apunta maneras.

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