domingo, 20 de marzo de 2011

La Chica del Tren. ¿Circunstancias y consecuencias?


Han tenido que pasar tres años desde la estupenda Los Testigos para que podamos ver una nueva película de André Techiné.
En esta ocasión el cineasta francés rueda su propio guión. Un guión que escribe basándose en la obra teatral RER de Jean-Marie Besset que, a su vez, está basada en un suceso real que conmocionó a la sociedad francesa en 2004.
El suceso no es otro que la denuncia, por parte de una joven de 23 años, de una falsa agresión de carácter antisemita perpetrada por un grupo de africanos en un tren de cercanías. Una denuncia que, tanto los medios de comunicación como la clase política, se apresuraron a creer y magnificar, que movilizó a toda la policía francesa y que puso en entredicho el modelo francés de sociedad multicultural.
Techiné organiza su película a modo de díptico, dividiéndola en dos capítulos a los que, nada sutilmente, titula respectivamente Las Circunstancias y Las Consecuencias. No hay, pues, sorpresas con respecto a lo que vamos a encontrar en el contenido de los mismos.
La intención del realizador al escribir y rodar ésta su vigésima primera película no es, como muestran ambos títulos, juzgar a la joven sino más bien mostrar las circunstancias que la llevan a mentir y las consecuencias de esa mentira.
De esta manera el realizador francés tomará nuestra mano y, uniéndola a la de la joven protagonista, nos permitirá acompañarla en sus  largos paseos sobre patines y en sus constantes idas y venidas a bordo del tren de cercanías en busca de un empleo.
En ese escenario, acompañados de una banda sonora que alterna la música que la protagonista escucha a través de sus auriculares con el incesante ruido que causa en paso de los trenes a toda velocidad (imagen empleada por el director a modo de metáfora acerca de la vertiginosa velocidad con la que el tiempo transcurre), seremos testigos de la vida de la joven. Conoceremos su relación con la madre, una fria y contenida Catherine Deneuve, con la que comparte casa y asistiremos a su progresivo enamoramiento de un extraño joven, deportista de élite de un deporte minoritario y aficionado, como ella, a patinar.
La película está muy bien rodada, con sutileza y oficio, pero encontramos en ella que también la sutileza se convierte en su mayor defecto. Hablo, en este caso, de la sutileza en el tratamiento de los personajes.
Techiné pone tanto ahinco en no juzgar, despliega tanta energía en evitar dirigir nuestra opinión acerca de su protagonista, que acabamos por no comprender el motivo que la empuja a mentir de la forma en que lo hace. Yo, al menos, no he sido capaz de hacerlo.
Hablando de sutileza se hace obligatorio hablar también del otro aspecto de la película que queda relegado a meros apuntes: La crítica a unos médios de comunicación que, hambrientos que grandes titulares, muestran gran predisposición a creer, dar eco y acrecentar en la medida de lo posible una historia tan endeble, una mentira tan evidente, que ni un niño había sido capaz de tragársela, así como las graves consecuencias que tiene una mentira así sobre la confianza del ciudadano en la estabilidad de una sociedad multicultural. Aspectos estos que quedan relegados a breves comentarios en conversaciones mantenidas en el hogar del abogado judío.
La Chica del Tren, última película de André Techiné hasta la fecha (actualmente se haya inmerso en plena post-producción de Impardonnables, su próximo trabajo) es, pues, una propuesta interesante a nivel formal aunque perjudicada por un endeble guión en el que un ineficaz tratamiento de los personajes así como un prácticamente inexistente desarrollo de las tramas secundarias hacen que nos quedemos con la sensación de que lo que podría haber sido resulta más interesante que lo que acabamos de ver.

Para ver el trailer, pinchad aquí.

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