miércoles, 22 de septiembre de 2010

Habitación en Roma.El sueño de una noche de verano.

Roma. Una noche de principios de verano. Nos asomamos a la calle desde la amplia terraza de una habitación de hotel. La calle adoquinada se nos muestra silenciosa y solitaria hasta que el sonido de unos pasos nos anuncia la llegada de una pareja.
Se trata de dos mujeres que quedan paradas justo debajo de nosotros.
Desde un punto de vista cenital, observamos como ambas debaten sobre la posibilidad de subir a la habitación y explorar la indudable atracción mutua que las ha llevado a salir juntas del bar en el que se han conocido o separarse allí y seguir cada una su camino sabedoras de que nunca más volveran a encontrarse ya que para ambas es la última noche en Roma antes de regresar a sus respectivos paises de origen (España y Rusia).
Vemos como el deseo es el gran vencedor de la discusión y retrocedemos hacia dentro de la habitación mientras ambas mujeres se introducen en el edificio.
Observamos, mientras retrocedemos, las banderas del hotel y los muebles de la terraza y vamos girando lentamente hasta quedar frente a la puerta de la habitación. Las mujeres entran en la habitación pasado un instante y se dirigen a la terraza. Las seguimos lentamente con la mirada al tiempo que echamos un rápido vistazo al mobiliario de la habitación: dos cuadros, una cama, un baño y, finalmente, la terraza en la que las dos mujeres han quedado mirándose la una a la otra de espaldas a nosotros.
Corte.
Este es el largo plano-secuencia con el que Julio Medem da comienzo a su último trabajo: Habitación en Roma, una película rodada por encargo y que resulta ser un remake de la película En la Cama, del chileno Matías Bize.
El plano-secuencia que abre esta película, tecnicamente impecable, es, sin duda alguna, lo mejor que nos ha dado el cine español en los últimos años y debe ser motivo suficiente para ver esta película.
En cuanto al resto, me temo que queda excesivamente lastrado por el hecho de tratarse de un encargo. Un trabajo que no nace de una idea de Medem, sustentado por un guión escrito en apenas diez días y que tiene un claro carácter alimenticio tras el fracaso económico de Caótica Ana, anterior trabajo del director.
La película nos muestra las doce horas que una pareja de mujeres (una lesbiana y española, la otra heterosexual y rusa) pasa en la habitación de una de ellas entregadas a la pasión y el deseo que las ha juntado en el bar en el que se han conocido.
La desnudez de sus cuerpos y la intimidad de la relación sexual irá acompañada de una progresiva desnudez de sus almas. Las mentiras que se han contado al conocerse se irán desmoronando al tiempo que la pasión se va tornando amor. Lo que en un principio solo iba a ser una noche de lujuria y diversión se convierte en una experiencia en la que los sentimientos, desbordados, les hacen perder el control y llegar a plantearse dar un radical giro a sus vidas.
La idea es interesante y la visión de los estupendos cuerpos de ambas protagonistas muy, pero que muy, estimulante. Pese a eso, la historia no llega a engancharte (engancharme).
El hecho de que el guión no se aproxime en ningún momento hacia un climax final conforme la historia va aumentando en dramatismo, unido a una banda sonora que no acaba de encajar y a unos diálogos que se acercan a lo vergonzoso cuando pretenden adquirir profundidad hace que el relato acabe por resultar largo y tedioso. Probablemente esto tenga que ver con el hecho de tratarse de un guión elaborado deprisa y por encargo.
El caso es que uno (yo) no llega a emocionarse con la historia y no acaba de creerse ese proceso de enamoramiento que lleva a estas dos mujeres que se acaban de conocer a plantearse el comenzar juntas una relación estable fuera de sus respectivos paises desmantelando así sus respectivas vidas de pareja (y no es que no crea que no puede suceder, todo lo contrario. Es que no me lo creo en este caso).
Mención especial merecen, en lo negativo, la escena en la que el personaje de Alba (Elena Anaya) recibe la flecha de cupido, una escena que da verguenza ajena, el horripilante doblaje de ambas actrices, en especial el de Natasha (Natasha Yarovenko), los tópicos sobre el lesbianismo (resulta irritante que se sigan empecinando en vestirnos siempre a las lesbianas con un look masculino) y la escasa variedad de recursos de ambas mujeres en las escenas de sexo.
En resumen, una película con aspectos interesantes malograda por un guión poco desarrollado.
Para ver el trailer pinchad aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario