lunes, 22 de marzo de 2010

Un Profeta. Mafiosos de verdad.


Si bien es cierto que el mayor número de películas de género carcelario son producciones de origen Norteamericano, no es menos cierto que cuando se nos pregunta por cuales son las mejores realizaciones habidas dentro de este género indefectiblemente nombramos dos títulos: "Le Trou" y "Un Condamné à mort s´est echappé", producciones francesas de Jacques Becker y Robert Bresson respectivamente que se encuentran entre mis películas favoritas de la historia del cine (algún día haré una lista) y que ya ocupan un lugar de privilegio dentro de mi extensa colección de películas.
Este hecho, sumado a la realización de Jacques Audiard que hoy nos ocupa, nos lleva a la lógica conclusión de que si bien el carcelario no es el terreno mas habitual en el que se mueve el cine francés, cuando se decide a hacerlo por él lo hace con particular maestría.
"Un Profeta" es una película redonda que, rozando la perfección, nos muestra el complejo camino por el que un joven que ingresa en prisión por agredir a un policía, puede salir de la cárcel tras cumplir su pena convertido en un peligroso y descarnado capo del narcotráfico.
La película huye de todo artificio y de los estereotipos habituales de este género de cine para, casi como si de un documental se tratara, presentarnos unos personajes muy bien definidos a los que se despoja de cualquier aire romántico. Me refiero con esto, especialmente, al personaje de Cesar Luciani, jefe mafioso que dirige todo lo que sucede tanto dentro como fuera de los muros de la prisión y que está maravillosamente interpretado por el veterano Niels Arestrup (La Escafandra y La Mariposa, De latir mi corazón se ha parado,...).
Lucinani es "El Padrino", si, pero lejos de ese tipo de criminales con principios que siguen un código de honor y por los que acabamos mostrando cierta atracción, como sería el caso de Don Vito Corleone, Carlito Brigante o Tony Soprano, Audiard nos lo retrata como el asesino que es. Un tipo cuyo único interés es mantener su control sobre todo lo que acontece tanto dentro como fuera del presidio.
Frente a este retrato tenemos también el de Malik El Djebenna, encarnado por un desconocido Tahar Rahim, un preso de origen árabe que, moviéndose entre los dos grupos étnicos que dirigen la prisión conseguirá crear todo un imperio de la droga mas allá de sus muros.
Como ya he dicho, la narración huye de todo arquetipo, pero no por ello desperdicia la ocasión de poner en entredicho un sistema carcelario que funciona como una universidad para delincuentes y que propicia el que un peso común aproveche los permisos de 12 horas que le son concedidos por su buen comportamiento para negociar con traficantes, cumplir contratos de asesinato por encargo y, en definitiva, ir tejiendo una telaraña que le llevará a tomar el control de la prisión al conseguir desbancar al mismísimo Cesar Luciani en una maravillosa escena final.
Toda una obra maestra sin duda, ya estoy deseando que sea editada en DVD o Blu-ray para hacerme con ella.


Para ver el trailer pincha aquí.

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