domingo, 14 de octubre de 2012

Magic Mike. Hora de sentar la cabeza


En 2009 Steven Soderbergh realiza uno de esos experimentos que tanto le gustan y, con un reducidísimo presupuesto, cámara al hombro y tomando como protagonista a la conocidísima actriz porno Sasha Grey, rueda The Girlfriend experience, una pequeña joya en la que Soderbergh nos ofrece una particular e indirecta mirada al inicio de la crisis económica en Estados Unidos a través de una de sus víctimas, una prostituta de lujo.
Lejos de aprovechar para recrearse en las habilidades sexuales de su protagonista, habilidades de las que podemos encontrar múltiples muestras a través de Internet, el director nos introdujo en aquella ocasión en el día a día de la prostituta, de quién la cámara no se separa un solo instante, mostrándonos un mundo frío carente de emociones.
Ahora, tres años después y con la crisis ya definitivamente asentada en los Estados unidos, Soderbergh dirige su mirada hacia el mundo de los strippers masculinos contando para ello con el protagonismo de Channing Tatum, antiguo bailarin de striptease reconvertido ahora en actor.
Con esta premisa uno podría fácilmente suponer que Magic Mike, título del trabajo que en esta ocasión nos ocupa, es un experimento semejante al de The girlfriend experience, película a la que, dicho sea de paso, ya le dediqué unas líneas en su día en este blog. Nada más lejos de la realidad.
Para empezar, Magic Mike es una película de encargo, un proyecto del propio protagonista, dedicado también a las labores de producción, y tan deseoso de mostrar los entresijos de ese ambiente en el que se inició en el mundo del espectáculo como de presumir de sus innegables cualidades para el baile erótico. Y aquí es donde reside otra de las principales diferencias con The girlfriend experience porque si, como hemos dicho antes, aquella película huía de aprovechar las habilidades de la actriz para el porno en esta ocasión gran parte del metraje está dedicado a mostrar las dotes de Tatum, un tipo capaz de hacer bailar músculos de los que se desconocía su existencia.
A pesar de los múltiples tópicos presentes en la película (rencillas entre los bailarines, abuso de las drogas, pérdida del estrellato por la llegada de sangre nueva y más joven,...) y de una historia mil veces contada que finalmente queda reducida a la necesidad de sentar la cabeza buscando para ello el amor de una buena chica ajena a esos ambientes, Soderbergh realiza, tal y como nos tiene acostumbrados, un trabajo técnicamente impecable,  que en ningún momento deja de entretener y sobre el que deja su impronta de autor con su habitual fotografía virada al sepia. Un trabajo que consigue huir de mensajes moralizantes y excesos románticos y en el que destaca sobremanera la labor interpretativa de Matthew McConaughey quien, encarnando al propietario del club de striptease masculino y haciendo las veces de maestro de ceremonias del espectáculo borda el que es, sin duda, su mejor papel hasta la fecha.

Para ver el trailer pinchad aquí.

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