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martes, 13 de mayo de 2014

8 apellidos vascos. Andaluz conoce vasca.

 
Borja Cobeaga y Diego San José (director y guionista, respectivamente, de Pagafantas, 2009), responsables, a su vez, de  los guiones de "Vaya semanita" para ETB firman, en esta ocasión, el guión de 8 apellidos vascos, el último trabajo de Emilio Martínez-Lázaro (El otro lado de la cama, 2002). Una película que, convertida en verdadero fenómeno sociológico, ha conseguido, desde su estreno el pasado 14 de Marzo, llevar a las salas cinematográficas a casi 7,5 millones de espectadores y convertirse en la película española que mayor recaudación ha conseguido en los cines españoles al rebasar los 44 millones de euros.
Ambos guionistas, caracterizados por haber conseguido un nuevo replanteamiento del sentido del humor del cine patrio enfatizando en la ironía y la mala leche, retoman aquí esta senda jugando, en esta ocasión, la carta del choque cultural entre vascos y andaluces y nos sirve todo un catálogo de clichés, tópicos y estereotipos (vascos independentista todos, siesos, sangoneras y fríos frente a andaluces engominados, alegres, españolísimos y, faltaría más, únicos poseedores del secreto del humor). Algo que el director, ya con un amplio recorrido en la comedia, sabe hacer funcionar...en los primeros 20 minutos de la película.
Tras un arranque con buen ritmo que invita a la película a desmelenarse y entrar en la senda de la incorrección y la acidez, el realizador (porque no me cabe duda que es un problema de dirección), quizá prestando oído a su lado comercial, quizá por desgana o quizá por comodidad y deseando no molestar a nadie, se desvía hacia el terreno de una comedia romántica, blanca, almibarada y cómoda, sobre todo cómoda, en cuyo seno el relato de desinfla y cualquier conato de provocación es resuelto torpemente para llevarnos irremediablemente a un final tan previsible como hortera.
Aún así, aún tratándose de una película que, en mi modesta opinión, no alcanza el aprobado, ésta ha sido la película que ha conseguido que los españoles abandonen los salones de sus casas y se rasquen los maltrechos bolsillos para volver a llenar las salas de cine. Una circunstancia que, debiendo de ser celebrada, lejos de llenarme de esperanza sobre el futuro del cine de nuestro país de lo que me llena es de inquietud ante la posibilidad de que este sea su futuro. De miedo a que, algún dia, éste sea el cine "marca de la casa" como en su día lo fue el que solo contaba historias de españoles reprimidos y bajitos que corrían tras las suecas. De pavor porque éste sea el cine que nos hemos buscado. Y...sinceramente...encontrarme con el anuncio de 8 apellidos vascos 2 para el 2015 y 8 apellidos catalanes para el 2016 de verdad que no ayuda nada.
 
Para ver el tráiler pinchad aquí.


jueves, 9 de agosto de 2012

La serrania de ronda pierde a su bandolero más famoso. Adios a Sancho Gracia.


Sancho Gracia, quien, dando vida al más famoso bandolero de la Serranía de Ronda, derrotara una y otra vez a los soldados franceses en la popular serie de Televisión Española Curro Jimenez a finales de los 70 ha perdido, finalmente, su batalla más importante. El desigual combate que, desde hace unos años, mantenía contra el cancer terminó ayer con su fallecimiento a la edad 75 años.
Descanse en paz.

Para ver la intro de la serie pinchad aqui.


sábado, 23 de junio de 2012

"El Chepa". Ya sabes,...cargado de espaldas.


"El Chepa". Ya sabes,...cargado de espaldas.
Ésta era la frase con la que el abogado Juan Luis Funes se presentaba a Cosme, su nuevo defendido de oficio, en la serie televisiva Turno de oficio que Juan Luis Gallardo y Juan Echanove protagonizaran a finales de los 80 bajo la batuta de Antonio Mercero.
Escuchando esta frase descubrí al que luego se convertiría en uno de mis personajes favoritos de la ficción televisiva y, además, despertó en mí el interés por seguir la trayectoria de Juan Luis Gallardo, el actor que lo encarnaba. Un actor que, tras desprenderse de la máscara de galán, supo evolucionar hasta convertirse en un gran actor y en todo un personaje tanto dentro como fuera de la pantalla y los escenarios.
Ayer, víctima del cáncer, murió Juan Luis Gallardo. Descanse en paz.

miércoles, 16 de mayo de 2012

La voz dormida. Maniqueismo y lugares comunes.

Benito Zambrano, quien debutara en 1999 con la excelente Solas y que llevaba ya la friolera de 5 años sin dirigir (su anterior trabajo fue Habana Blues en 2006), adapta ahora con su nuevo trabajo, La voz dormida, la novela homónima de Dulce Chacón. Una novela ambientada en los años inmediatamente posteriores al fin de la Guerra Civil Española, abarcando el periodo comprendido entre 1939 y 1963 y dedicada "a los que se vieron obligados a guardar silencio". En ella se relatan, por un lado, las penurias de cuatro mujeres, embarazada una de ellas, encerradas en una cárcel franquista a la espera de un juicio que, con toda seguridad, les condenará a morir fusiladas y, por otro lado, la lucha por sobrevivir de un grupo de guerrilleros empeñados en continuar, desde la sierra, con su resistencia frente al régimen franquista.
El nexo de unión entre ambos grupos será Pepita, la hermana de la joven embarazada encarcelada.
Este es el material con el que Benito Zambrano, en colaboración con Ignacio Del Moral, escribe el guión de la película que nos ocupa. Un guión que podía haberse centrado en varias lineas argumentales: quizá la vida de las mujeres encerradas en las cárceles franquistas acusadas de adhesión a la rebelión (algo que no recuerdo que se haya rodado hasta ahora), prestando especial atención a sus miedos y contradicciones; quizá la historia de aquellos que no se resignaron a ser derrotados y decidieron trasladar su lucha al monte convirtiéndose en guerrilleros, prestando especial atención en los miedos y amargura de aquellos que saben que su lucha está condenada al fracaso; o quizá, y esta es la visión que encuentro más atractiva, centrándose en la historia de aquellas gentes que, como Pepita, vivieron durante años con el miedo en el cuerpo; miedo a ser detenidos y torturados por prestar ayuda a familiares y amigos encarcelados o, simplemente, por haber expresado una idea inconveniente en presencia de la persona equivocada.
Lamentablemente el guión de Zambrano y Del Moral no hace nada de todo ésto. El guión, y, por descontado, la película, elige exclusivamente la vía del melodrama convirtiéndo el último trabajo del director español en una realización maniquean y repleta de lugares comunes en la que  se limita a ir dirigiendo al espectador, de forma nada sutil y a través una serie de situaciones cuya única finalidad es la de alcanzar la fibra sensible de éste, hasta  un desenlace final tan previsible como lacrimógeno.
Esta circunstancia, unida a unos personajes estereotipados, tan carentes de profundidad como de contradicciones y a una ambientación de cartón-piedra que pone en evidencia, a pesar de la cuidada fotografía de Álex Catalán (También la lluviaHabitación en Roma, Camino)  lo que, sin duda alguna, es una rácana producción hacen que la película, según mi criterio, no alcance el aprobado siendo lo único destacable de ésta el excelente trabajo interpretativo de María León dando vida a Pepita (un trabajo justamente premiado con el Goya a la mejor actriz revelación).
Al final de la corrida lo único que nos queda es otra película más de la posguerra española en la que los malos son muy malos y los buenos son muy buenos y sufren mucho.
Estamos ya cansados, señores.

Para ver el trailer pinchad aquí.

viernes, 11 de mayo de 2012

La chispa de la vida. El gran carnaval.

No es ésta la primera ocasión en la que hago referencia a la genial película de Billy Wilder, El gran carnaval, en este espacio. Han transcurrido ya cerca de 20 meses de la primera vez que, en aquella ocasión, fue debida al circo montado alrededor de la noticia del momento: el derrumbe de una mina en Chile que dejó sepultados a 33 mineros a 700 metros de profundidad durante algo más de 2 meses.
Durante aquel tiempo no había día en que los programas de televisión no reconvirtieran a sus colaboradores habituales, normalmente dedicados a la prensa rosa, en ingenieros de minas y expertos en rescates a fin de exprimir la nueva teta que había aparecido ante sus narices.
Los internautas no cejaban de colgar en youtube videos de los mineros atrapados, a fin de que el público pudiera ver saciadas sus ansias de morbo y sensacionalismo y, al otro lado del océano, los políticos y empresarios sin escrúpulos que habían autorizado la reapertura de la mina se dedicaban a eludir responsabilidades.
En el último trabajo de Álex de La Iglesia, La chispa de la vida, el realizador bilbaino nos cuenta la historia de Roberto (José Mota), un publicista en paro que alcanzó el éxito cuando se le ocurrió un famoso eslogan: "Coca-Cola, la chispa de la vida". Ahora es un hombre desesperado que, tras una nueva entrevista de trabajo fallida y humillante, regresa al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Salma Hayek), intentando recordar los días felices. Sin embargo, en lugar del hotel, lo que encuentra es un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad. Mientras pasea por las ruinas, sufre un accidente: una barra de hierro se le clava en la cabeza y lo deja completamente paralizado. Si intentara moverse se moriría. Se convierte así en la estrella de todo un despliegue mediático.
Resulta inevitable, pues, que, durante el visionado de esta película, el pensamiento vuelva a dirigirse hacia la gran película del maestro Wilder.
Viendo La chispa de la vida, que, a fin de cuentas, es la película que nos ocupa en esta ocasión, podemos apreciar que algo a cambiado en el registro del ex-presidente de la Academia del Cine. Y es que esta película no finaliza, como muchos de sus anteriores trabajos, con un personaje colgado de las alturas y luchando por no precipitarse al vacío sino que comienza precisamente ahí donde las demás acaban. Esta película comienza cuando la caida ya se ha producido y lo hace, además, sustituyendo el escenario que también venia siendo recurrente en su cine, el circo, por el de un teatro romano. Un escenario sobre el que el bilbaino lanza, sin tapujos, una feroz crítica contra la sociedad actual. Un ataque descarnado y directo a ese circo mediático que nos rodea y en el que todo vale con tal de conseguir la máxima audiencia.
En esta ocasión no hay margen para la risa. El Álex de la Iglesia de esta película es un Álex enfadado con la sociedad actual que no va a permitir que el espectador se alivie, como en otras ocasiones, con una sonrisa, aunque sea amarga. Su intención es incomodar. 
Lamentablemente la propuesta no termina de levantar el vuelo debido, precisamente, a la total falta de sutileza del realizador. Los brochazos resultan demasiado gruesos. Los personajes carecen de más de una dimensión siendo descaradamente malos los malos y evidentemente muy buenos los buenos (con la única excepción, quizá, del personaje convincentemente interpretado por José Mota que termina por no mostrarse tan bueno como parecía en un principio), el mensaje resulta demasiado evidente desde el comienzo y sus edulcorados minutos finales en los que toda  posibilidad de esperanza queda condicionada al mantenimiento de la unidad familiar parecen más apropiados para otro tipo de producciones.
Seguiré esperando al Álex de la Iglesia con chispa. El de El día de La Bestia y La Comunidad, sus dos trabajos que prefiero. Seguro que no anda demasiado lejos.
 
Para ver el trailer pinchad aquí.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La piel que habito. Sobrevolando el ridículo.

Robert Ledgard (Antonio Banderas) es un eminente cirujano que, tras perder a su mujer a causa de las quemaduras sufridas en un accidente automovilístico, vive obsesionado por conseguir, mediante tratamientos transgénicos, un nuevo tipo de piel que podría haberla salvado.
Se trata de una piel que responde a las caricias pero que resulta insensible al dolor, tanto el físico como el proveniente de  nuestro interior.
Para sus experimentos contará con la ayuda de Marilia (Marisa Paredes) una devota asistenta que nunca le dará la espalda y dispondrá, además, de un cobaya humano: Vera Cruz (¿un homenaje a la película de Robert Aldrich y que interpretaran Gary Cooper, Burt Lancaster y Sara Montiel?) (Elena Anaya) a quién Robert y Marilia tienen retenida.

Esta es la sinopsis de La piel que habito, el más reciente trabajo de Pedro Almodovar y, porqué no decirlo, su obra más arriesgada.
En este trabajo, el director manchego retoma algunos de sus temas habituales como son la obsesión por el ser amado, el dolor provocado por su ausencia y el que somos capaces de provocar por conservarlo. En este aspecto nos encontramos nuevamente ante el Almodovar de las que son, para mí, dos de sus mejores obras: Átame y La ley del deseo.
El tratamiento de estos temas es, sin embargo en esta ocasión, diferente.
En una sociedad, la actual, en la que la imagen ha cobrado especial relevancia y en el que las cámaras y lo que se filma a través de ellas tiene un protagonismo desmesurado, Almodovar se hace eco y llena su película de pantallas y cámaras que pasan a formar parte del decorado en el que se desarrolla su personal y barroco cuento de terror: una macabra historia filmada con estilo y, contrariamente a las convenciones del género, a plena luz.
Pedro Almodovar toma, no se si por primera vez, una novela (Tarántula, de Thierry Jonquet) y se basa en ella y en su devoción por la genial Les yeux sans Visage (Georges Franju, 1960) para ofrecernos un inquietante experimento que, exento en esta ocasión de todo humor, solo por el oficio del director se salva de caer en el más espantoso de los ridículos.
Muchos son los aspectos que lastran esta obra y la acercan al ridículo: la grotesca interpretación de Antonio Banderas,...unos momentos de tensión (la agresión del tigre a Vera, la famosa secuencia de la escalera y el enfrentamiento entre Vera y Robert hacia el final del film) cuyos desastrosos diálogos provocan verguenza ajena,...una estructura narrativa que hace uso de dos flashbacks donde solo debería haber uno,...dos giros de guión inverosímiles y mal desarrollados...Sin embargo su atrevimiento, estupenda banda sonora, una novedosa (al menos para este tipo de película) puesta en escena y una secuencia y frase finales sencillamente magistrales permiten compensar los múltiples defectos de la película y hacerla remontar hasta el punto de convertir su visionado en, al menos, una grata experiencia.

Para ver el trailer pinchad aquí.



domingo, 27 de noviembre de 2011

Blackthorn. What if...?

What if...? (que hubiera pasado si...) es un término muy utilizado en el mundo del comic para editar números especiales en los que mostrar una línea argumental alternativa que podría haber tenido lugar si, en un momento crucial de la historia del protagonista, éste hubiera tomado una decisión diferente a la elegida inicialmente o si un suceso crucial hubiera tenido el resultado contrario al que tuvo.
Empleando este recurso hemos podido ver lo que hubiera pasado si Daredevil hubiera asesinado al Kingpin, si el traje alienígena hubiera poseido por completo a Spiderman o si la araña escarlata hubiera acabado por asesinar a Spiderman como final alternativo de la lamentable saga del clon.
Desarrollos más interesantes y llevados al cine (que, a fin de cuentas, es lo que nos ocupa) los encontramos en los casos de V de Vendetta, donde vemos lo que hubiera sucedido de triunfar en Reino Unido un régimen como el del Tercer Reich, y Watchmen (mi favorito) donde asistimos al devenir de la historia reciente de los Estados Unidos en el caso de que los superheroes hubiesen existido en realidad y fuesen, como no, Norteamericanos.
Mateo Gil, guionista habitual en las películas de Alejandro Amenabar, ha decidido dar el salto a la dirección cinematográfica y lo hace sumándose a la lista de los What if...? con Blackthorn.
Blackthorn, título al que, siguiendo la maldita costumbre de las distribuidoras de este país, en España se le ha añadido el subtítulo Sin destino, es, sin duda, una apuesta arrisgada. Y lo es ya no solo por el hecho de tratarse de un western español rodado en Bolivia (algo que, de por sí, ya supone un handicap importante) sino por el hecho de alterar una de las historias cinematográficas que más huella han dejado en el espectador: la historia de Butch Cassidy y Sundance Kid de Dos hombres y un destino (George Roy Hill, 1969).
¿Quién no recuerda el plano fijo final de la película en el que vemos la imagen congelada de ambos pistoleros mientras el ruido de los disparos del Ejército Boliviano nos anuncia su muerte? Pues bien, Mateo Gil parte del supuesto de que tal muerte, debido a que los soldados bolivianos apenas saben disparar, nunca tuvo lugar y nos presenta a un Butch Cassidy, ya mayor, que ha seguido con su vida en la misma Bolivia, y como criador de caballos, bajo el nombre de Blackthorn.
La película de Mateo Gil es un western intimista. Un interesante trabajo en el que el español muestra su devoción por el género western, un género del que parece conocer a la perfección sus claves. Es, precisamente, esa devoción por el género el principal inconveniente de este trabajo.
En Blackthorn encontramos, por supuesto, Dos hombres y un destino. Las referencias a esta película en su estructura narrativa, con numerosos flashbacks de la juventud de la pareja de pistoleros, son evidentes. Pero también se encuentran en Blackthorn el nervioso Zoom de Sergio Leone, los grandes espacios abiertos de John Ford o los grandes momentos de camaradería de las películas de Howard Hawks. Todo esto dificulta el encontrar, precisamente, los rasgos de autoría de Mateo Gil. Un director que parece haber preferido mostrarnos el altiplano boliviano (magníficamente fotografiado, dicho sea de paso) antes que dar mayor solidez a su historia.
Con todo y con eso, Blackthorn no deja de ser recomendable. Un trabajo notable y con un gran protagonista , Sam Shepard, que sin duda gustará a los, como yo, amantes del género.

Para ver el trailer, pinchad aquí.

martes, 29 de marzo de 2011

Todo lo que tú Quieras. Un corto largo.

Todo lo que tú quieras es la última película de Achero Mañas tras ocho años de silencio en la que asistimos al relato de cómo Leo, un abogado conservador volcado en su trabajo, se ve obligado a afrontar el cuidado de su hija de seis años tras la repentina pérdida de su mujer.
Ante semejante argumento uno esperaría encontrarse ante la típica película lacrimógena de sobremesa de Domingo ¿o quizá debería decir ante la típica película lacrimógena de sobremesa de Domingo en Antena 3?...Lo cierto es que no importa; aplicar esta etiqueta a Todo lo que tu quieras resultaría de lo más equivocado.
El último trabajo del siempre interesante director español es una propuesta que parte de una idea original y arriesgada.
Si bien es cierto que, al final, nos encontramos ante el retrato del proceso por el cual el personaje va madurando para convertirse en una mejor persona -tema tantas y tantas veces llevado a la gran pantalla- Achero Mañas nos invita a observar dicho retrato a través de un prisma diferente desde el momento que el director decide reflejar el proceso de transformación psicológica al que se ve sometido el protagonista en forma de transformación física cuando éste decide travestirse para adoptar el rol de su esposa fallecida. Decisión que en manos de otro director podría haber acabado por resultar patéticamente cómica, ridícula me atrevería a decir, y que, por el contrario, el señor Mañas nos presenta de manera que parece la más natural. En ese aspecto la película resulta ejemplar.
Lamentablemente la película también resulta ejemplar en otros aspectos. Y digo esto porque, desgraciadamente, este trabajo es el ejemplo perfecto de que una película requiere algo más que una buena idea o un planteamiento interesante.
Toda película, a no ser que no aspire a ser algo más que un ligero esbozo, requiere de un guión bien desarrollado, bien trabajado y madurado. Un guión que nos permita comprender las motivaciones de sus personajes y sentir lo que estos sienten. En este aspecto el guión de Todo lo que tú quieras no puede decirse que resulte ejemplar.
En esta película no acabamos de entender la motivación de Leo, un personaje que se libera con demasiada facilidad de sus prejuicios para tomar tan drástica decisión y tampoco acabamos de sentir el sufrimiento de la niña por la pérdida de la figura materna, cosa que ayudaría en gran medida a comprender la motivación del personaje del padre. Tampoco se decide a profundizar en abordar una situación de lo más actual y que no es otra que el progresivo intercambio de papeles entre hombre y mujer en  la familia y en la sociedad. El guión, escrito por el propio Mañas, carece de la profundidad y madurez necesarias para contar con estos elementos y, sin embargo, no faltan en él situaciones tan tópicas como son la paliza propinada por el consabido grupo de jóvenes homófobos, los suegros ultraconservadores con asistenta sudamericana incluida y el avejentado transformista amargado por la edad y el desprecio de su hijo.
En resumen, y como consideración final, diria que Todo lo que tu quieras es una película con una propuesta interesante, que se ve con agrado, pero que, a causa de un guión al que no se le ha permitido desarrollarse en profundidad, quizá habría funcionado mejor en formato de cortometraje.

Para ver el trailer pinchad aquí.

martes, 8 de febrero de 2011

Elisa K. (In)voluntarios olvidos.

Durante mucho tiempo, incluso diría que hoy todavía, la palabra español es una palabra que ha adquirido carácter de adjetivo calificativo, de manera que, al escribirla a la derecha de la palabra cine la expresión cine español adquiría tintes de género cinematográfico. Un género que, para colmo, ha ido quedando asociado a la imagen del señor bajito que persigue suecas, a la de la señora que, a las primeras de cambio, se saca una teta y a ese fenómeno vergonzoso y fraticida que fue la Guerra Civil Española.
Yo, por mi parte, no veo cine español porque no creo en su existencia, de la misma manera que no creo que existan el cine americano, cine francés, el cine italiano,...y paro aquí porque, de no hacerlo, la lista sería interminable.
Directores españoles como Víctor Erice, Luis Miñarro, Jose Luis Guerín, Jaime RosalesDaniel Monzón, Albert Serra, Isaki Lacuesta, Mar Coll, Luis BuñuelLuis García Berlanga se han ido encargando de darme la razón y han ido demostrando, a través de sus trabajos, que el cine español no existe. Que en España, al igual que en el resto del planeta, lo que se hace es cine. Unas veces cine de autor, otras cine de género. Unas veces se hace mejor y otras peor, pero lo que se hace es cine.
Por eso yo no veo cine español. Solo veo cine y, sobre todo en el caso del rodado en España, procuro hacerlo sin prejuicios.
Elisa K es un trabajo de esos que le permiten al cine rodado en nuestro país sacudirse de encima el estigma del Landismo y que nos recuerda que los cineastas españoles son capaces de acometer empresas que nada tienen que ver ni con la guerra civil ni con el humor escatológico con el que, nosotros mismos, tendemos a identificar nuestro cine.
Elisa K es un trabajo osado. Un original y breve díptico rodado por la dupla de directores constituida por Jordi Cadena y Judith Colell.
La película, que cuenta con un magistral empleo de la elipsis, esta estructurada en dos partes claramente diferenciadas rodadas en diferentes estilos, cada una de ellas, por cada uno de los directores.
Durante la primera parte, dotada de una cuidadísima puesta en escena y una espectacular fotografía en blanco y negro, rodada por Jordi Cadena, conoceremos a Elisa a sus 11 años. Guiados en todo momento por un anónimo y omnipresente narrador que acentúa el origen literario del relato y que, en ocasiones, llega a anticiparse a la acción, asistiremos a la idílica jornada que, una vez cada quince días desde la separación de sus padres, disfruta Elisa. En esta ocasión un suceso terrible tendrá lugar a lo largo de esa jornada. Un suceso que Elisa enterrará de forma (in)voluntaria en lo más profundo de su mente.
Tras una elipsis en la que transcurren catorce años retornamos, de la mano de Judith Colell en esta ocasión, ya en color, a la vida de Elisa y la contemplamos en su placentera existencia viviendo en el extranjero y compartiendo piso con una amiga. De repente y sin saber muy bien ni como ni porqué...Elisa recordará.
El marcado carácter descriptivo presente en la primera parte de la película, que venía reforzado por la voz en off, desaparece por completo en esta segunda parte del relato para dar paso a una narración marcada por la intensidad. Una intensidad que se refleja en la larga secuencia de la crisis histérica que sufre la protagonista (todo un recital interpretativo de Aina Clotet) y en la que acabará por vomitar, literal y metafóricamente, todo lo que llevaba ocultando/ocultándose durante tanto tiempo.
Lo que le sucede a Elisa a sus 11 años es una triste realidad que podemos encontrar todos los días en los periódicos y a la que los directores de esta arriesgada película consiguen dar un tratamiento completamente alejado del edulcoramiento melodramático con el que estos temas tienden a ser abordados. Es por esto que el tremendo suceso tiene lugar fuera de campo, en unas circunstancias difíciles de creer (quizá uno de los pocos peros que pueden ponerse al film), e incluso podríamos llegar a pensar, de no ser por que nos acaba de ser anunciado por la profética voz en off, que no ha tenido lugar.
Elisa K es una película que, desde una perspectiva asombrosa y arriesgada, nos muestra los mecanismos por los que una mente es capaz de llegar a enterrar en lo mas profundo un hecho traumático y como éste, como una bomba de espoleta retardada, acaba por hacer explosión, largo tiempo después, dinamitando la existencia de la víctima y convirtiéndola en víctima por segunda vez.
Pero la película no es solo eso. En sus minutos finales, en una secuencia clave, estupendamente filmada, también nos hablará de la cegera y el olvido voluntario de algunos padres incapaces de actuar con valentía y de los hijos que piden cuentas a sus padres por ese motivo.
Y todo esto en 72 minutos.
Hay que verla.

Para ver el trailer pinchad aquí.

jueves, 23 de diciembre de 2010

La Mujer sin Piano. Joder, que noche.

SINÓPSIS.
En La Mujer Sin Piano, segundo largometraje de Javier Rebollo, durante los compases iniciales seguimos a Rosa, su protagonista, durante 24 hrs. Este tiempo será suficiente para comprender que Rosa (Carmen Machi) no tiene una vida desgraciada, aunque si que resulta gris y vacía.
Atrapada entre las rutinas de las labores del hogar, asfixiada por un matrímonio en el que ya no hay amor y en el que toda comunicación ha quedado reducida a intrascendentes debates acerca de la forma de preparar las costillas para la cena y presa de una soledad que le hace ir encendiendo televisores con la única intención de que el sonido de éstos le sirvan de compañia, Rosa una noche decidirá hacer la maleta y sumergirse en la noche en pos de una nueva existencia.

BORRÓN Y CUENTA NUEVA.
No es solo Rosa (personaje) quién pretende hacer borrón y cuenta nueva modificando su imagen tras el maquillaje y una peluca, también Carmen Machi (actriz) parece pretender, con este papel, cambiar su habitual registro cómico por uno mas serio y contenido, que no dramático.
Es éste un cambio que ya nos venía anunciado desde Lo Que sé de Lola, anterior film de Javier Rebollo (su primer largometraje), donde contaba con un breve papel, pero es ahora, con la elección de interpretar a Rosa, cuando Carmen Machi presenta toda una declaración de intenciones. Y es que Rosa está estrechamente emparentada con Aida, el personaje televisivo al que Carmen Machi debe su éxito y aúnque ambas mujeres provienen de similar nivel social y ambas buscan en el fondo de una copa de cognac la escapatoria a esa realidad que las asfixia, lo hacen en registros diametralmente opuestos. Las dos son amas de casa de clase obrera con un marido ausente (aunque por diferentes motivos) y pertenecientes a la cultura de la copa de cognac y el bocata de calamares, si. Pero, mientras que en el caso de Aida esta circunstancia se emplea como recurso cómico para construir un personaje gritón, a menudo histriónico y siempre arquetípico, en el caso de Rosa permite a la actriz dar a luz un personaje silencioso y casi invisible. Un personaje de gestos y de emociones contenidas que es interpretado huyendo del arquetipo de habitante de barrio castizo que tanto atrae al cine español.

ECOS DE OTROS CINES: LAS REFERENCIAS DE JAVIER REBOLLO.
Con un guión practicamente inexistente y con una casi total ausencia de diálogos, ya que no hay palabras que puedan expresar lo que las imagenes de Javier Rebollo nos muestran, la película se apoya completamente en un estilo de rodaje que auna una banda sonora consistente en el hipnótico resonar de los tacones de la protagonista en la noche madrileña con una espléndida fotografía en tonos azulados que sugieren el tono onirico del relato. Tono onírico que irá adquiriendo tintes surrealistas conforme vayan desfilando por la escena el resto de personajes con los que Rosa se cruza a lo largo de su escapada nocturna.
Resultan evidentes las referencias de Javier Rebollo a la hora de enfrentar este proyecto. Por un lado tanto la protagonista y su nivel social como el tipo de fotografía nos remiten sin lugas a dudas al cine de Aki Kaurismäki, especialmente a La Chica de la Fábrica de Cerillas. Y no acaban aqui las similitudes con la obra del director finlandés, no. Javier Rebollo introduce en su película imagenes del trio que formaron Bush, Aznar y Tony Blair para perpetrar ese crimen que fue la invasión de Irak de la misma manera que Kaurismäki recuerda en su película la masacre de Tiananmen.
Por otro lado, constituyendo quizá la referencia más clara, también nos remite a la magnífica Jo, Que Noche de Martin Scorsese. En cualquier caso podríamos hablar de una fusión de ambas, con menor carga dramática que la de Kaurismäki y suprimiendo el marcado caracter cómico de la surrealista experiencia del protagonista de la película de Scorsese.
Curiosamente, el surrealista deambular de la protagonista del film de Rebollo y sus interacciones con curiosos personajes recuerda también, en ocasiones, al periplo del protagonista de Los Límites del Control (Jim Jarmusch, 2009) por tierras españolas. En este caso, dado que ambas se rodaron en el mismo año, más que de una referencia deberíamos hablar de una anecdótica casualidad.

LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD.
En los primeros compases de la película vemos como Rosa se estrella contra el muro de la burocracia cuando, en la oficina de correos, se le niega la entrega de un paquete por tener el DNI caducado.
-Pero, mira ¡si soy yo!- insiste nuestra protagonista poniendo su documento de identidad junto a su cara.
La fuga de Rosa es, más que una huída, una busqueda de su propia identidad perdída. La rutina del día a día, la despersonalización de su matrimonio y una sociedad en la que sucesos relevantes como la invasión de un país por tropas extranjeras quedan como ruido de fondo entre la insigne multitud de programas basura emitidos por televisión han hecho que esta mujer no acabe de saber como se siente. Es por esto que la visión de la escena de cacería que adorna la cabecera de su cama tanto le inquieta. No sabe si identificarse con ese ciervo agonizante derribado por dos flechas o hacerlo con ese cazador que, contando solo con dos flechas para rechazar el ataque de tres lobos, augura un futuro incierto. Y es por esto que Rosa decidirá apearse en marcha del tren de su vida (toma el cuadro, lo descuelga y lo guarda fuera de la vista) y buscarse una nueva identidad.
Pero La Mujer Sin Piano es una película en la que queda poco espacio para la esperanza. De la misma manera que, en determinadas situaciones, la cámara parece llegar tarde para mostrarnos lo que está sucediendo en la escena, Rosa parece que también ha llegado demasiado tarde para tomar las riendas de su propia vida.
Desde ese empleado de la estación de autobuses que le cierra la ventanilla de venta de billetes en sus narices hasta el camarero que se niega a servirle porque ya va a cerrar el bar, pasando por ese guardia de seguridad que aparece siempre que Rosa se lleva un cigarrillo a la boca para recordarle que no está permitido fumar, indican que la realidad que la atenaza acabará venciendo.
No obstante, aunque es cierto que el devenir de los acontecimientos relatados en la historia destilan pesimismo, Rebollo también nos muestra que siempre puede quedar un resquicio por el que se cuele la esperanza y, de esta manera, puede que tras las últimas palabras de Rosa en la escena final decidamos que su claudicación es solo aparente.

CONSIDERACIONES FINALES.
Este segundo largometraje del antes cortometrajista Javier Rebollo resulta un trabajo, cuanto menos, recomendable.
Cierto que no es perfecto y que la tremenda dilatación de algunas de sus escenas puede acabar con la paciencia de algún espectador, pero, a mi entender, se trata de un trabajo notable. Un trabajo que muestra que en España también puede haber cine de autor. Que no todo va a ser cine ambientado en la guerra civil  o en la posguerra.
La recomiendo, aunque no a todo el mundo.

Para ver el trailer, pinchad aqui.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Fallece Luís García Berlanga.


Fue capaz de hacer el cine que quería cuando mas dificil era. Fue capaz de mostrar que el cine español puede ser bueno y que una comedia puede ser muy seria. Fue capaz de engañar a los censores franquistas y burlarse del régimen y la decadente burguesía en sus propias barbas.
La pasada madrugada no fue capaz de engañar al destino que a todos nos espera y la muerte le alcanzó al fin a sus 89 años,durmiendo plácidamente tras comerse un pincho de tortilla de patata, como habría podido sucederle a cualquiera de los personajes de sus películas.
Ha muerto un genio, un maestro del plano-secuencia, un confeso fetichista y un gran amante del cine. Ha muerto el director de obras maestras como Plácido y El Verdugo,  de obras fundamentales como Bienvenido Mr. Marsall y La Escopeta Nacional,... Ha muerto Luís García Berlanga.
Descansa en paz maestro.

martes, 12 de octubre de 2010

Fallece Manuel Alexandre, el Michael Caine español.

Descubrió tarde su vocación interpretativa, pero desde que lo hizo no dejó de trabajar.
Con 92 años, mas de trescientas películas a sus espaldas y considerado, con todo merecimiento, un secundario de lujo en el cine español, hoy nos ha dejado Manuel Alexandre, el Michael Caine español.
Hasta siempre.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Habitación en Roma.El sueño de una noche de verano.

Roma. Una noche de principios de verano. Nos asomamos a la calle desde la amplia terraza de una habitación de hotel. La calle adoquinada se nos muestra silenciosa y solitaria hasta que el sonido de unos pasos nos anuncia la llegada de una pareja.
Se trata de dos mujeres que quedan paradas justo debajo de nosotros.
Desde un punto de vista cenital, observamos como ambas debaten sobre la posibilidad de subir a la habitación y explorar la indudable atracción mutua que las ha llevado a salir juntas del bar en el que se han conocido o separarse allí y seguir cada una su camino sabedoras de que nunca más volveran a encontrarse ya que para ambas es la última noche en Roma antes de regresar a sus respectivos paises de origen (España y Rusia).
Vemos como el deseo es el gran vencedor de la discusión y retrocedemos hacia dentro de la habitación mientras ambas mujeres se introducen en el edificio.
Observamos, mientras retrocedemos, las banderas del hotel y los muebles de la terraza y vamos girando lentamente hasta quedar frente a la puerta de la habitación. Las mujeres entran en la habitación pasado un instante y se dirigen a la terraza. Las seguimos lentamente con la mirada al tiempo que echamos un rápido vistazo al mobiliario de la habitación: dos cuadros, una cama, un baño y, finalmente, la terraza en la que las dos mujeres han quedado mirándose la una a la otra de espaldas a nosotros.
Corte.
Este es el largo plano-secuencia con el que Julio Medem da comienzo a su último trabajo: Habitación en Roma, una película rodada por encargo y que resulta ser un remake de la película En la Cama, del chileno Matías Bize.
El plano-secuencia que abre esta película, tecnicamente impecable, es, sin duda alguna, lo mejor que nos ha dado el cine español en los últimos años y debe ser motivo suficiente para ver esta película.
En cuanto al resto, me temo que queda excesivamente lastrado por el hecho de tratarse de un encargo. Un trabajo que no nace de una idea de Medem, sustentado por un guión escrito en apenas diez días y que tiene un claro carácter alimenticio tras el fracaso económico de Caótica Ana, anterior trabajo del director.
La película nos muestra las doce horas que una pareja de mujeres (una lesbiana y española, la otra heterosexual y rusa) pasa en la habitación de una de ellas entregadas a la pasión y el deseo que las ha juntado en el bar en el que se han conocido.
La desnudez de sus cuerpos y la intimidad de la relación sexual irá acompañada de una progresiva desnudez de sus almas. Las mentiras que se han contado al conocerse se irán desmoronando al tiempo que la pasión se va tornando amor. Lo que en un principio solo iba a ser una noche de lujuria y diversión se convierte en una experiencia en la que los sentimientos, desbordados, les hacen perder el control y llegar a plantearse dar un radical giro a sus vidas.
La idea es interesante y la visión de los estupendos cuerpos de ambas protagonistas muy, pero que muy, estimulante. Pese a eso, la historia no llega a engancharte (engancharme).
El hecho de que el guión no se aproxime en ningún momento hacia un climax final conforme la historia va aumentando en dramatismo, unido a una banda sonora que no acaba de encajar y a unos diálogos que se acercan a lo vergonzoso cuando pretenden adquirir profundidad hace que el relato acabe por resultar largo y tedioso. Probablemente esto tenga que ver con el hecho de tratarse de un guión elaborado deprisa y por encargo.
El caso es que uno (yo) no llega a emocionarse con la historia y no acaba de creerse ese proceso de enamoramiento que lleva a estas dos mujeres que se acaban de conocer a plantearse el comenzar juntas una relación estable fuera de sus respectivos paises desmantelando así sus respectivas vidas de pareja (y no es que no crea que no puede suceder, todo lo contrario. Es que no me lo creo en este caso).
Mención especial merecen, en lo negativo, la escena en la que el personaje de Alba (Elena Anaya) recibe la flecha de cupido, una escena que da verguenza ajena, el horripilante doblaje de ambas actrices, en especial el de Natasha (Natasha Yarovenko), los tópicos sobre el lesbianismo (resulta irritante que se sigan empecinando en vestirnos siempre a las lesbianas con un look masculino) y la escasa variedad de recursos de ambas mujeres en las escenas de sexo.
En resumen, una película con aspectos interesantes malograda por un guión poco desarrollado.
Para ver el trailer pinchad aquí.

lunes, 1 de marzo de 2010

Celda 211.Nunca, nunca vayas al trabajo un dia en el que no te toca trabajar.



En sus anteriores trabajos el antiguo crítico de cine, y colaborador en el programa Días De Cine, Daniel Monzón había pasado por el cine de género con mas pena que gloria. En esta su cuarta película el director español por primera vez no rueda basándose en un guión original sino que lo hace adaptando la novela homónima de Francisco Pérez Gandul, consiguiendo, esta vez sí, un guión sólido y un excelente film de género.
La historia se desarrolla en un único y claustrofóbico escenario prácticamente durante la totalidad de sus casi dos horas de metraje, sin embargo esta circunstancia, lejos de lastrar la película, confiere a la misma una gran sensación de realismo convenientemente acentuado por un estilo de rodaje, cámara al hombro, muy cercano al documental. Un rodaje que, conviene recordar, se ha llevado a cabo tras los muros de la prisión de Zamora.
Un sólido guión y una atmósfera realista no son las únicas bazas con las que cuenta la película. Se hace necesario hablar de una serie de personajes muy bien construidos e interpretados.
En primer lugar tenemos al personaje de Malamadre, interpretado (y probablemente creado) por el gran Luis Tosar lejos de los histrionismos a los que nos tienen acostumbrados algunas de las renombradas estrellas del panorama Hollywoodiense. Se trata de un preso del que apenas sabemos nada salvo que una vez se fugó de la cárcel, que su mejor recuerdo es el de una cerveza consumida en el chiringuito de una playa gaditana y que una vez, hace ya ocho años, tuvo una relación fruto de la cual puede que tenga un hijo. No necesitamos más. Gracias a la interpretación de Tosar y a la presentación que de él hace Monzón en los primeros instantes de la película (nos oculta su rostro durante cerca de diez minutos permitiéndonos solo ver sus gestos, sus tatuajes, sentir lo poderoso de su presencia) sabemos que es un tipo peligroso, una manzana que se ha ido pudriendo tras los muros de diversas prisiones españolas hasta convertirse en el líder de manada que es ahora, un tipo sin nada que perder.
Codo a codo con Malamadre tenemos a "Calzones", un personaje típicamente Hitckockiano que, por encontrarse en el sitio inadecuado en el momento equivocado, se verá engullido por una trama que le obligará a mostrar ese lado oscuro que habita en su interior con el único fin de conseguir sobrevivir. Este es otro personaje, interpretado solventemente por debutante Alberto Ammann, del que apenas conocemos nada, salvo que tiene una mujer embarazada esperándole en casa y que, quizá, por lo convincente del relato que le cuenta a Malamadre para justificar su presencia en prisión, ya cuente con un cadáver sobre su conciencia.
Dando la replica a ambos personajes un pletórico Antonio Resines toma el estereotipado personaje del jefe de funcionarios de prisión, cuya única diferencia con respecto al resto de reos reside en el hecho de encontrarse al otro lado de la reja, y lo hace suyo, ofreciéndonos su mas importante interpretación, a mi entender, desde "La Caja 507" y "La Buena Estrella".
David Monzón se sacude con facilidad el hastío que podría llegar a provocar el hecho que todos los sucesos tengan lugar en un escenario único con inteligentes giros de guión que permiten mantener la tensión hasta la última escena. Me refiero, claro está, a la variante de la trama con los presos etarras y, por supuesto, a la variante del personaje interpretado por Marta Etura que, si bien al principio parece ser un personaje sobrante dentro de una historia claramente masculina, acaba siendo determinante como desencadenante del giro de guión mas importante de toda la historia (mas importante y más forzado, todo hay que decirlo).
En resumen, buen cine de género realizado con maestría en nuestro país y una película por tanto, de visión obligada que nos muestra como aflora la naturaleza salvaje del ser humano empujada por la necesidad de sobrevivir en un medio hostil y que nos brinda un inestimable consejo: nunca, nunca acudas a tu trabajo un día en el que no te toque trabajar.

Para ver el trailer pincha aquí.