martes, 23 de noviembre de 2010

Submarino.Consecuencias de una vida sin infancia.

Thomas Vinterberg es un director que ya ha aparecido en este espacio en alguna otra ocasión. Lo hizo a raiz del comentario realizado acerca de su película It´s All About Love y lo hizo también en la introducción sobre el Voto de Castidad en que se basa el movimiento Dogma 95 con el que dí comienzo al comentario sobre Brodre.
Vinterberg, con Celebración, fué el primero en rodar aplicando a su narración todas aquellas restricciones que el Voto de Castidad le imponía y de las que la mas importante era el tiempo en el que transcurria la narración. Había que rodar el aquí y ahora, sin artificios y sin mas sonido que los naturales del espacio en el que se estaba rodando.
Vinterberg también fué el primero en romper su Voto de Castidad y lanzarse a explorar las posibilidades que otros estilos narrativos le ofrecían. Asi nos llegaron la ya comentada It´s All About Love, fábula futurista narrada por un muerto, y Querida Wendy, en la que la narración gira en torno a las cartas que el protagonista dirige a su pistola.
En esta ocasión, con Submarino, rodada este mismo año tras tres años de silencio, el director danés vuelve a la narración sin restricciones. Se trata de un doble retorno ya que, tras su fallido intento en el terreno de la comedia con When A Man Comes Home, vuelve al terreno del drama familiar para mostrarnos el transcurrir de las vidas de dos hermanos que se vieron separados a causa de un terrible suceso acontecido durante su infancia.
Thomas Vinterberg, en ésta su sexta película, juega con el tiempo y, haciéndolo avanzar y retroceder a voluntad, nos permite ver como transcurren los mismos días para ambos hermanos. Dos hermanos cuyas vidas siguen marcadas por aquel trágico suceso que tuvo lugar cuando eran pequeños y que les arrebató su infancia. Y, es que, ésta es la tesis que Vinterberg desarrolla en su película; que si las experiencias acumuladas durante la infancia moldean al adulto en el que te vas a convertir, una mala infancia, o la ausencia total de ésta, lo hace también dejando, con más motivo, una impronta aun más profunda.
La tesis de Vinterberg nos viene planteada desde el mismo título de la película. Submarino es el nombre con el que se conoce a la técnica de tortura consistente en sumergir en el agua la cabeza del preso o detenido hasta casi asfixiarlo una y otra vez y que el danés emplea en este caso como metáfora de lo que la vida está haciendo con sus dos hermanos protagonistas, y en especial con Nick, el mayor de los dos.
La película, rodada con una estupenda fotografía de tonos frios apoyada por una muy buena banda sonora, es un relaro duro y sombrío que huye de sentimentalismos fáciles y que apenas deja un breve resquicio para que aflore la esperanza. Es la crónica de dos vidas rotas en la que el Submarino del título también representa la imagen del hombre que ya no puede caer mas bajo.
No obstante, aun tratándose de un trabajo notable, cabría reprocharle a su director el exceso de celo que pone a la hora de hacer llover las desgracias sobre las cabezas de sus protagonistas con el fin de ilustrar su tesis. Un exceso de desdichas que restan verosimilitud a la historia y que hace que nos distanciemos de ella. De igual forma, cabria echarle en cara el caracter reiterativo de la escena final que subraya, de forma innecesaria, algo que el diálogo ya había dejado suficientemente claro apenas unos instantes antes. Una escena final sin mas justificación formal que la de darle una forma circular al film para mostrar un nuevo comienzo. Algo innecesario, repito.
Submarino no es Celebración, la obra maestra del director, pero es un trabajo notable. Una película altamente recomendable y un ejemplo perfecto de como se puede rodar un duro drama familiar sin convertirlo en un insufrible pastelón artificioso y sentimentaloide como es Precius, por poner un ejemplo.

Para ver el trailer de la película pinchad aquí.

viernes, 19 de noviembre de 2010

FC4+1.Una novedosa propuesta.


El pasado día 11 de Noviembre dió inicio el novedoso Festival de Cine 4+1 patrocinado por la Fundación Mapfre.
El festival está dedicado al cine de autor. Durante cuatro días se exhiben las mismas 16 películas (15 de concurso y una fuera de él) en cinco ciudades diferentes: Bogotá, Ciudad de México, Sao Paulo, Madrid y Buenos Aires y el premio se concede según la valoración del público.
La ganadora de esta primera edición ha sido la película francesa Les Plages d´Agnés dirigida por la incombustible Agnés Vagda, directora proveniente de la Nouvelle Vague.
Este festival constituye una novedosa y más que interesante propuesta a la que convendrá seguir la pista. Para el próximo año ya hay varias ciudades más que se han mostrado intersadas en participar.

Podeis ver un trailer de la película ganadora pinchando aquí.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Copie Conforme. ¿Original o copia?

En su nuevo largometraje, Copie Conforme, el iraní Abbas Kiarostami, sale por primera vez a rodar fuera de su país para ofrecernos toda una obra maestra que podría llegar a considerarse una copia certificada de Te Querré Siempre, la magistral película de Roberto Rossellini.
El director, de la boca de uno de los protagonistas de su película, nos deja muy claras sus intenciones desde el comienzo ofrececiéndonos un muy interesante punto de vista acerca del arte y de la vida misma: ¿puede ser mejor una copia que la obra original? ¿puede hablarse de originalidad en la obra original cuando ésta, en realidad, es ya una copia del modelo?¿puede considerarse original el ser humano dado que proviene de constantes réplicas de un ADN original?
Para Kiarostami una creación artística, sea una pintura, una escultura o una película, presenta un valor intrínseco que le viene otorgado por los sentimientos que su contemplación hace aflorar en el público. Desde este punto de vista, una copia no solo puede ser tan valiosa como su original sino que puede llegar a tener un mayor valor.
Para defender su tesis, Kiarostami, despoja su cine del artificio de sus últimas realizaciones, hace las maletas, cambia de idioma, toma a una conicidísima actriz europea y rueda el retrato de una crisis matrimonial durante el viaje de una pareja por la toscana.
Kiarostami se viste asi de Rossellini para, de forma realista, mostrarnos el deterioro de una pareja en la que él siente la necesidad de vivir su vida y ausentarse constantemente, ella se siente frustrada al ser incapaz de aceptar el hecho de que el tiempo todo lo cambia y que el amor, existiendo todavía, no se manifiesta en los mismos detalles que quince años atrás y en la que la presencia de los hijos, aun en fuera de campo, condiciona las relaciones de pareja.
La pareja de Kiarostami mantiene largos y pausados paseos tanto andando como en coche. Paseos durante los cuales conversan largo y tendido.
El personaje de Ingrid Bergman en la película de Rossellini, al igual que el de Juliette Binoche en la de Kiarostami,  al verse desatendida siente la necesidad de seducir constantemente a su marido. En ambas películas veremos la misma escena en la que contemplamos el ritual de acicalamiento frente al espejo previo a la cita.
Pero el iraní defiende la idea de que una copía puede ser mejor que el original y va mas allá convirtiendo su película en una representación.
En realidad la pareja retratada por Kiarostami no es tal pareja. Se trata de dos personas que acaban de conocerse en una conferencia y que quedan para dar un paseo por la toscana. De hecho, la película de Kiarostami está, en realidad, fragmentada en lo que podrían ser dos películas. Una, que nos cuenta como una mujer francesa, separada y con un hijo, que vive desde hace años en la toscana, conoce en una conferencia a un escritor y comienza lo que promete ser una relación con él y una segunda película en la que la pareja, tras ser tomada por un matrimonio con quince años de solera, decide mantener el engaño y escenificar lo que sería su relación tras más de una década de matrimonio...Y es aquí donde Kiarostami  hace que su copía se desvíe del original y adquiera personalidad propia. Al hacer que los protagonistas de su historia se conviertan en una representación de lo que podrían ser todas las parejas del mundo. Al convertirlos en el futuro de todas esas jovenes parejas que, a lo largo de la película, vemos participar en los rituales que, de manera mecánica, acompañan al momento de convertirse en un matrimonio.
Pero el director iraní todavía va mas allá y fragmenta de tal modo su película que bien podría ser que, entre su primera y su segunda parte hubiesen transcurrido ya quince años de vida en común convirtiéndose, de esta manera, la pareja en una copia certificada de la pareja original. Una confusión creada con total intencionalidad por el autor y que acentúa todavía más con el plano final de la película ¿Está el protagonista cara al espejo, que permanece una vez más fuera de campo, buscando en su reflejo alguna señal de su ser original? o, por el contrario, no hay espejo alguno y somos nosotros los que estamos mirando la copia certificada de nuestra propia vida en pareja?
Sin duda un plano final tremendamente sugerente abierto a múltiples interpretaciones y que recuerda mucho al plano final de Dublineses, la obra póstuma de John Huston ¿nos encontramos, pues, con una copia dentro de otra copia?
Con su última realización Kiarostami nos ha ofrecido, pues, un ensayo sobre la falsificación (al fin y al cabo sabemos que la película es suya porque su nombre aparece como director en los títulos de crédito ya que la forma en que está rodada dista tanto del estilo propio de Kiarostami que bien podría tratarse del trabajo de cualquier otro) y, como ya hiciera el genial Orson Welles en su excelente película-documental F For Fake juega con la idea del falsificador como artista y cuestiona en todo momento los valores que convierten a una creación artística en obra de arte al plantear (y a mi entender, demostrar) que una copia puede ser superior a su original.
Y no es éste el único juego planteado por Kiarostami. Abbas extiende su juego al uso del idioma al hacer que sus protagonistas se comuniquen hasta en tres idiomas diferentes (Inglés, Francés e Italiano) siendo, en cada caso, el idioma empleado una manifestación del estado de ánimo del personaje.
Copie Conforme puede ser vista como una copia certificada de Te Querré Siempre que supera a su original. También puede ser vista como una representación de todas las parejas del mundo. Incluso puede verse como un ensayo sobre la copia como creación artística; como una prolongación de la conferencia que abre el film. Pero lo que no deja lugar a dudas es que Copie Conforme es una obra maestra con entidad propia. Una película que nos atrapa gracias a que nos vemos fácilmente retratados en ella y gracias, sobre todo, a la magistral interpretación de una Juliette Binoche que está, una vez más, inmensa.
Ved la película, por supuesto en versión original si no quereís perderos el uso que se hace de los tres idiomas, disfrutadla y luego sentaos a hablar sobre ella.


Para ver el trailer pinchad aquí.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Fallece Luís García Berlanga.


Fue capaz de hacer el cine que quería cuando mas dificil era. Fue capaz de mostrar que el cine español puede ser bueno y que una comedia puede ser muy seria. Fue capaz de engañar a los censores franquistas y burlarse del régimen y la decadente burguesía en sus propias barbas.
La pasada madrugada no fue capaz de engañar al destino que a todos nos espera y la muerte le alcanzó al fin a sus 89 años,durmiendo plácidamente tras comerse un pincho de tortilla de patata, como habría podido sucederle a cualquiera de los personajes de sus películas.
Ha muerto un genio, un maestro del plano-secuencia, un confeso fetichista y un gran amante del cine. Ha muerto el director de obras maestras como Plácido y El Verdugo,  de obras fundamentales como Bienvenido Mr. Marsall y La Escopeta Nacional,... Ha muerto Luís García Berlanga.
Descansa en paz maestro.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Mother. Recuerdos perdidos.

Mother es el cuarto largometraje del director coreano Joon-ho Bong y, una vez más, nos encontramos con una película que, ni se ha estrenado comercialmente en salas en nuestro país ni parece que vaya a ser editada, al menos en un futuro próximo, en formato doméstico.
La alternativa a la que nos vemos arrastrados aquellos a los que nos gusta disfrutar del buen cine es, nuevamente, la descarga de películas a través de internet.
En el caso concreto de la película que nos ocupa, Mother, también gracias al milagro de internet, disponemos de la posibilidad de adquirirla en Blu-Ray, formato en el que, curiosamente, si que ha sido editada en Estados Unidos. Y digo curiosamente porque es bien conocido por todos la reticencia de los americanos a consumir cine proveniente de mas allá de sus fronteras, a pesar de lo cual tienen la deferencia de editar películas como Mother en excelente copia de alta definición, formato multizona y subtítulos en castellano.
Resulta doloroso que, a estas alturas de la película, todavia haya cosas para las que tengamos que poner de ejemplo a los yankis.
En este su cuarto largometraje el director coreano nos relata, de forma magistral, las vicisitudes por las que pasa una madre soltera para esclarecer el asesinato del que ha sido acusado Do-joon, su único hijo, en el que ha volcado toda su vida y que, a causa de su naturaleza ingenua y estúpido comportamiento, constituye toda una fuente de problemas.
Tras su incursión en el género fantástico con la estupenda The Host, Joon-ho Bong retoma la estela de su obra maestra, Memories of Murder para ofrecernos un nuevo thriller en el que son claramente reconocibles las señas de identidad de su director. Señas que se nos muestran desde la primera escena de la película, toda una declaración de intenciones.
La historia arranca con una bella secuencia cargada de poesia,... y absolutamente marciana.
Una mujer, que luego se nos revelará como la madre que da título al film, pasea lentamente por un prado en dirección a la cámara. Se detiene frente a nosotros. Una música comienza a sonar. La mujer baila.
No será éste el único baile que veremos en la película, también asistiremos a otra manifestación semejante hacía el final del metraje constituyendo éstos los dos únicos momentos de paz para nuestra protagonista.
Como decía, la extraña secuencia con la que el director abre su historia conforma toda una declaración de intenciones en cuanto a que deja claro que vamos a disfrutar de una película bellamente rodada y desarrollo poco convencional. Y así resulta.
La película, como resulta habitual en el cine oriental, presenta una cuidadísima puesta en escena y está plagada de planos de gran belleza que no requieren ningún diálogo. Por destacar uno de los muchos de estos momentos que presenta yo me quedo con la que es, probablemente, mi secuencia favorita en esta película. Se trata de una secuencia prácticamente estática. Un plano fijo se composición muy simple y rodado con gran angular en el que vemos, frente a un muro que cubre todo el fondo del plano, como la madre permanece inmovil a la izquierda del encuadre mientras su hijo está orinando en el extremo opuesto y de espaldas a nosotros. El joven sale del encuadre una vez ha dejado satisfecha su necesidad y la madre queda sola ocupando por unos instantes la misma posición que ocupaba desde el inicio de la secuencia. Pasados unos segundos la madre se dirige al lugar que ocupaba su hijo y limpia el charco de orina que éste ha dejado.
Se trata, como decía, de una escena rodada de manera muy sencilla y que resulta muy reveladora ya que nos muestra como la madre vuelca toda su vida en el cuidado de su despreocupado hijo al tiempo que refleja de manera magistral el estado de soledad al que ello la tiene condenada.
Toda la película respeta las constantes a las que este interesante director nos tiene acostumbrados: familia disfuncional y una trama en la que conviven momentos de gran violencia con otros cargados de humor negro que hacen que la intriga que sirve de base a la historia se aleje de los convencionalismos del cine de género. Todo ello apoyado, en este caso, en el personaje de la madre. Un complejo personaje, magníficamente interpretado, que soporta todo el peso de la película y que arrastra consigo terribles recuerdos que se ve obligada a intentar borrar ante la imposibilidad de vivir con ellos. Porque la película también trata de esto, de como hay recuerdos de los que nos habíamos deshecho y que acaban por aflorar para pasarnos factura.
Nuevamente una gran película de uno de los directores mas interesantes del panorama actual y una genial excusa para repasar su corta pero estupenda filmografía,... o para descubrirlo si todavía no lo has hecho.
En cualquier caso una película que hay que ver.

Para ver el trailer, pinchad aquí.

viernes, 5 de noviembre de 2010

En el punto de mira.

El próximo 24 de Noviembre, Divisa, en su colección Orígenes del Cine, saca a la venta la edición integra y restaurada en el 2010 de Metrópolis, la obra maestra de Fritz Lang.
El mismo día saldrán a la venta tanto la edición en DVD como la edición en Blu-Ray, en ambos casos con dos discos. Un par de documentales y una galería de imagenes complementarán a la película en ambos casos.
Ya tengo esa fecha convenientemente marcada en el calendario, la edición en Blu-Ray tiene que ser mia.

martes, 2 de noviembre de 2010

Y yo,...¿a quién habré salido?

En mi casa nunca se ha respirado ambiente cinéfilo. Cierto que, una noche por semana, mi abuela venía a cuidarnos a mi hermana y a mí y se quedaba a dormir en casa para que mis padres salieran con una pareja de amigos a una sesión de cena y cine, pero siempre me dio la impresión de que se trataba más de airearse y salir de casa que del hecho de ver la película en sí. Luego no había comentarios en casa acerca de la película visionada, ni entre mis padres ni con nosotros. Era más fácil que nos dijeran qué habían cenado y donde.
Actualmente han suprimido el cine de su cena semanal, lo que confirma cual era la parte importante en esas escapadas. Pero, por si todavía queda alguna duda y, para ilustrar todavía mas claramente la falta de interés por el cine os relataré una pequeña anécdota:
Hace ya unos cuantos años, mi madre era agente de Círculo de Lectores y servía la zona centro de Valencia.
Círculo, que, en ocasiones, realizaba concursos de ventas para incentivar a sus agentes, convocó por aquel entonces un concurso en el que el premio al mejor agente era un viaje para dos personas a Berlín  para asistir al festival de cine.
Dado que mi madre disponía de la mejor zona de ventas imagino que no debió ser muy difícil para ella hacerse con la victoria. De hecho lo hizo. Ganó ella y, nada más ganar y comunicarnos que lo había hecho, habló con sus jefes para solicitar que le dieran el segundo premio en lugar del primero, petición a la que éstos accedieron bien gustosos.
El segundo premio era un reproductor VHS.
Nosotros, pues, nunca recibimos una cultura cinematográfica. No quiero decir con esto que mis padres no nos llevaran a mi hermana y a mí al cine, no. A lo que me refiero es a que nuestras excursiones a salas de cine, que las hubo, obedecían más a una necesidad de salir a distraerse (distraernos) que a aprender del séptimo arte. Quizá es por esto que no recuerdo cual fue la primera película que vi en una sala de cine, imaginad el impacto que debió causarme.
Recuerdo, con un ligero desenfoque, algunas proyecciones a las que mis padres nos llevaron. Se trata de recuerdos dispersos que me llevan desde la primera producción Disney, Blancanieves y los Siete Enanitos, hasta E. T. el Extraterrestre, mi primer contacto con Spielberg, pasando por Los Diez Mandamientos, Galáctica ¿alguno recuerda aquél fallido experimento con el Sensurround? y Dos Superpolicías.
Con mucha mayor nitidez recuerdo otras proyecciones con las que salí encantado del cine. Entre ellas están Star Wars, que vimos unas Navidades con mi madre y mis primos mayores, y Ivanhoe que, inexplicablemente, debimos ver en un cine de reestreno ya que cuando esta película se estrenó yo no había nacido (uno es mayor, pero no tanto).
Como puede verse, salvo contadas excepciones, la lista es para preguntarse que porqué no he titulado esta entrada ¿Cómo es posible que me guste el cine?
Pues bien, sucedió una tarde en la que mis padres y nosotros circulábamos por Valencia regresando de nosedónde. Pasábamos frente al Cine Gran Vía, uno de tantos cines actualmente desaparecidos en nuestra ciudad, cuando mi padre sugirío entrar a ver la película que daban, que era una del espacio, con naves y todo eso, como la Guerra de las Galaxias.
Asi fue como vi 2001, Una Odisea Espacial. La película que, a pesar de no entender para nada, me dejó completamente impactado. Una experiencia visual que me hizo caer perdidamente enamorado del cine y que ha dejado una huella que, todavía hoy, permanece indeleble en mi memoria.
Hago aquí un paréntesis para mandar un saludo a mi padre, que actualmente permanece ingresado en una habitación del Hospital La Fe de Valencia a causa de la fractura de una vértebra (fractura de la me considero en parte reponsable), y darle las gracias por aquella experiencia que cambió mi vida.
Dicho ésto, sigamos.
Como bien saben los que me conocen, padezco cierta tara física desde mi nacimiento. Nada de importancia. Una fruslería que, sin embargo, limita mi capacidad para realizar ciertos actos. Ésto, unido a mi absoluta incapacidad para pedir ayuda, me ha obligado a tener que ingeniar modos alternativos para realizar esas acciones para las que, en teoría, estoy incapacitado. Actividades tales como atarme los zapatos, hacerme el nudo de la corbata o ponerme y quitarme el reloj, cosas que, en principio no debería ser capaz de hacer, las realizo con completa naturalidad (aplaudir no, eso todavía está en proceso de desarrollo).
Esta tendencia autodidacta que mi tara me ha hecho desarrollar la apliqué también a mi educación cinematográfica que decidí que iba a adquirir tras la visión de 2001. Así que comencé por lo que tenía más a mano: la televisión.
En la 2 de Televisión Española (entonces UHF) descubrí los Viernes un programa en el que se proyectaba una película que, de alguna manera, se relacionaba con algún tema de actualidad y que luego se complementaba con un debate sobre el tema en cuestión. Se trataba de La Clave, programa conducido por Jose Luis Balbín.
Debo a este programa mi primer contacto con grandes obras como Ciudadano Kane, Traidor en el Infierno o Teléfono Rojo, Volamos Hacia Moscú.
A esto siguieron, en esa misma cadena, los ciclos de la 2. Ciclos que, a lo largo de varias semanas, recorrian la filmografía de conocidos directores y actores. Ahí vi multitud de títulos de Orson Welles,  Billy Wilder, Paul Newman, Woody Allen, Fritz Lang,...
Lo siguiente fueron ya las salidas con los amigos y aquellas sesiones dobles y, a veces, triples en cines de reestreno de las que ya he hablado en alguna otra ocasión y los alquileres de BetaVHS en videoclubs, también para disfrutar en casas ajenas ya que el formato doméstico no había llegado todavía a la mía. Dos de estos alquileres fueron Alien, el Octavo Pasajero y Blade Runner, dos de mis películas favoritas.
Todavía tardó unos años pero al final llegó el reproductor de video a mi casa. Todavía puedo verlo, un flamante reproductor de VHS (el Beta ya había muerto por aquél entonces y del Video 2000 ya no se acordaba ni el tato) completamente negro, marca Blaupunkt, que mis padres nunca aprendieron a programar y que me abrió de par en par las puertas a un mundo nuevo: el coleccionismo de películas.
Puedo afirmar, sin exagerar, que yo jamás alquilé una sola película para ver en casa. El uso que hacía del video era el de grabación de las películas de madrugada de la 2, películas que veía en directo mientras las grababa para poder así ir suprimiendo los anuncios, para su posterior almacenamiento en mi, cada vez mas amplia, videoteca.
Las sesiones de madrugada correspondían a un programa que se titulaba Cineclub y que emitía las películas en versión original subtitulada. La primera que grabé fue Ran. A ésta la siguieron cientos y cientos de películas que iban llenando mis estanterías y que yo no prestaba a nadie.
Mi posterior ingreso en la Universidad de Valencia, en la que desarrollé la carrera de Ciencias Biológicas (mi falta de empuje para hacer la maleta e irme a Madrid o Barcelona a la escuela de cine será un tema a desarrollar en otra ocasión) me puso en contacto con otros cinéfilos con los que pronto hice buenas migas y con los que frecuentaba las salas de La Filmoteca Valenciana, el Cine Xerea, el que fuera la primera sede de la Filmoteca de Valencia, Cines Babel y Cines Albatros, aumentando así mi afición por el cine en V.O.S. y descubriendo, de paso, un cine que no se hablaba ni en Inglés, ni en Francés ni en Italiano.
Y entonces llegó el DVD,... y yo con estos pelos.
La mejora en la calidad de imagen y sonido eran evidentes, tan evidentes como el hecho de que el VHS (¡con lo que había tardado en llegar a mi casa!) tenía los días contados, de forma que comencé a ir comprando películas ya en ese formato, a pesar de que todavía no contaba con un reproductor, con el fin de ir sustituyendo mis cintas por discos. la primera en caer fue Sleepy Hollow.
Por el momento iba viendo mis nuevas adquisiciones en mi ordenador, al que si que había incorporado un lector de DVD en espera de que pronto el ya gastado reproductor VHS de nosecuantos cabezales fuese sustituido por un flamante reproductor de DVD, cosa que mis padres (todavía no entiendo muy bien el motivo) no tardaron demasiado en hacer.
Desde entonces, año tras año, mi colección de películas a ido creciendo y los reproductores se han ido sucediendo conforme iba teniendo la necesidad de que estos reconociesen nuevos formatos de grabación: .AVI, DivX, XviD,... la era del ADSL y las descargas de películas a través de Internet había llegado.
Y ahora llegan los televisores planos de Alta Definición, y el Blu-Ray,... y la calidad es aún mayor,... y te los puedes comprar de importación de USA o Reino Unido mas barato,... y el nuevo formato parece que se asienta,...y yo con estos pelos,...otra vez.
Asi que ya tengo un puñadito de Blu-Ray formando parte de mi colección, que sigue creciendo. Aunque, en esta ocasión, no tengo intención de sustituir todos mis DVD´s por los nuevos discos, eso solo lo haré en ediciones muy concretas.
Ah! y ya tengo reproductor.
Y, como decía en la frase que daba comienzo a todo este texto, en mi casa nunca se respiró ambiente cinéfilo.
 Ni mis padres ni mi hermana disfrutan particularmente viendo una película. Asi que me quedo con la duda:
Y yo,...¿a quíen habré salido?

Gracias, papá, por haberte equivocado aquel día y haberme hecho descubrir lo que ha sido y continua siendo una de las mayores pasiones de mi vida: El Cine.
Mejórate pronto.